Si hubiese que describir la relación fraternal entre venezolanos y colombianos, un pasaje bíblico serviría: “Dos son mejor que uno, porque sacan más provecho de sus afanes. Si uno de ellos se tropieza, el otro lo levanta” Eclesiastés 4:9-10.
Así eran los países vecinos, simpatía y solidaridad eran valores característicos pero ahora ambos países están quebrantados ante la situación que se vive en la frontera colombo-venezolana, que incluso ha afectado hasta al más imperturbable.
Los colombianos que eligieron esta tierra como la suya, vinieron a sembrar y de la cosecha también se han beneficiado los venezolanos, sin embargo un Estado de Excepción decretado por el Ejecutivo Nacional ha intervenido en tales relaciones fraternas. “Aunque yo no quiera sentir nada negativo por mis hermanos venezolanos, soy humano, siento dolor y quizás algo de resentimiento” expresó Daniel Alaguna, radicado hace 11 años en Barquisimeto.
Estaba acompañado por su esposa en la sede del Consulado de Colombia en la ciudad. Ayer le entregaron sus pasaportes. Cualquiera pensaría que es ingrato el dejar fluir un sentimiento negativo en contra de la tierra donde ha surgido como empresario, pero él es el simple reflejo de las consecuencias de un discurso rudo que no da espacio a la sensibilidad.
“Las noticias son perturbadoras, en la mañana, a la hora de la comida y antes de acostarnos sólo hablamos de ese tema, nos ha dolido mucho”, contó visiblemente afectado Atahualpa Chavarro, quien llegó con sus padres al país cuando tenía 18 años de edad; sus hijos -que ahora son adolescentes- nacieron aquí. Todos se sentían como en casa, hasta esta semana, cuando se plantearon regresar a Colombia.
“Hice mi vida aquí. Venezuela era mía también pero ahora veo como la miro con otros ojos; quizás no me queda de otra que marcharme” relató.
La comunidad colombiana en Lara se mantiene al tanto de la situación en la frontera desde que el pasado miércoles los pasos entre el estado Táchira y el Norte de Santander fueron cerrados por 60 días prorrogables tras un ataque de presuntos contrabandistas contra militares venezolanos.
Ni uno solo de los entrevistados por el equipo de EL IMPULSO mostró indiferencia ante el tema. Les duele, se ve en sus rostros y se siente cuando suspiran a mitad de la conversación.
-¿Entonces no está de acuerdo con los controles gubernamentales en la frontera?
Por supuesto que sí, respondió un entrevistado, si la frontera se prestaba para contrabando y otros delitos los gobiernos tenían que accionar, pero no de esa manera. No con agresión, no vulnerando nuestros derechos, no tratando a los colombianos como terroristas.
El presidende Juan Manuel Santos expresó a través de un comunicado “si el problema es el contrabando y las bandas delincuenciales, nada más ineficaz y más contraproducente que cerrar los sitios legales de acceso fronterizo”.
Secuelas del drama
“Los daños son permanentes, esto va a dejar secuelas, esos niños que ven a sus familiares cruzar el río con sus pertenencias en los hombros quedarán marcados para siempre, aseguró María Espinoza, una venezolana que manifestó sentirse triste por las imágenes que ha visto en los últimos días.
Aún así ella está en pleno trámite para emigrar al país vecino, donde hasta ahora los venezolanos han tenido “excelentes oportunidades de crecimiento” y mantiene la fe de que eso no cambie.