La falta de algo tan indispensable como el agua llevó, una vez más, a los habitantes de varias comunidades del noroeste del municipio Iribarren a levantar su voz de protesta durante el cierre de una vía tan importante como es la que comunica a Bobare, el municipio Urdaneta y Falcón con Barquisimeto.
A las cinco y media de la mañana, aproximadamente, vecinos de la comunidad Simón Bolívar, de Pavia, y otras de la parroquia Águedo Felipe Alvarado, colocaron obstáculos en la vía, a pocos kilómetros de la encrucijada, impidiendo el tránsito automotor.
Quienes procedían o iban hacia cualquiera de las poblaciones o sectores rurales de Bobare, Santa Inés, Moroturo, Aguada Grande, Siquisique o El Limón, en los límite de los estados Lara y Falcón, se encontraron con la mala nueva de no poder
iniciar o terminar su recorrido hacia la capital estadal.
El clamor de mujeres y hombres era general: agua, elemento que, de acuerdo a las múltiples denuncias de los participantres en la protesta, no les llega desde hace cierto tiempo, ni por tuberías ni por camiones cisternas.
“Y cuando la treaen los camiones es mala, salada, no apta para el consumo humano, y muy cara”, expresó una de las amas de casas presentes.
“La culpa es del gobernador, que no le da los reales a Hidrolara para que le pague a los cisterneros y vuelvan a repartirnos el agüita”, dijo un hombre mientras colocaba otras ramas a la barricada.
¿Y qué culpa tenemos nosotros de que esta genta no tenga agua, acaso quienes debemos viajar por aquí somos de Hidrolara, o de la gobernación?, no es justo que otros paguemos los platos que otros rompen, argumentaba el chofer de un camión tanque cargado de combustible que esperaba pacientemente la reapertura del paso.
Mientras transcurrían las horas, la cola de vehículos, en su mayoría camiones y gandolas, crecía en ambos sentidos, y también las de personas obligadas a bajar de los vehículos, en especial busetas y autobuses en los que venían hacia Barquisimeto.
Funcionarios policiales y de la Guardia Nacional dialogaron con algunos de los líderes de la manifestación instándoles a suspender la misma, sin resultado alguno.
Entre los manifestantes había quien explicaba que la suspensión del suministro de agua a las comunidades de Pavia y Águedo Felipe Alvarado se debía al paro que mantienen los cisterneros al servicio de Hidrolara en reclamo de un incremento en lasd tarifas por cada tanque distribuido entre las comunidades.
También culpaban al encargado de abrir una llave por el no suministro del vital líquido como se tiene programado en el organismo distribuidor como es Hidrolara.
Hubo conatos de violencia protagonizados por viajeros desesperados por no poder pasar, como el de uno que se armó con un machete para que se le perrmitiera el paso con su esposa con dolores de parto.
Otros se resignaban a esperar en sus vehículos el momento en que los representantes de las comunidades en conflicto suspendieran la protesta.
Una comisión se trasladó a Hidrolara y el paso fue restablecido unas cinco horas después de haberse cerrado, pero quedó la amenaza de acciones similares si no se soluciona el problema de manera definitiva.