Luego de que a la reconocida escritora norteamericana Joan Didion, quien encabeza estas dos páginas, la contrataran para ser imagen de Céline, recordamos un poco a otras intelectuales que pusieron su máquina de escribir al servicio de la indumentaria.
Phoebe Philo no es muy diferente a Joan Didion y hace poco la revista Vogue se hizo eco de la campaña que la escritora protagoniza para la firma Céline, reproduciendo la famosa lista de objetos que llevar en una maleta, que la autora pegaba en su closet para justificar que su uniforme, sofisticado y deliberadamente práctico, es igual al espíritu con el que Philo diseña para la marca que ella viste.
Cuando se encontraba en sus últimos años de universidad Didion ganó un certamen de ensayos periodísticos patrocinado por Vogue, permaneció ahí hasta principios de los 60, primero como redactora de notas publicitarias y después como editora asociada de personajes.
Lo cierto es que esta mujer no fue la primera escritora que se formó en una publicación de moda o ha dedicado algunas de sus líneas a temas como las colecciones o trucos de belleza. Tampoco la única que ha inspirado a colecciones o editoriales. Comúnmente lo asociamos con cosas frívolas, pero parte de esta conexión es real y es un hecho que muchos intelectuales se han interesado por ella e incluso les ha servido de entrenamiento para realizar sus obras más importantes.
Acertadas e intelectuales
Por su lado otra de las reconocidas escritoras como Susan Sontag escribió en Vogue “No es el deseo de ser bella lo que está mal, sino la obligación de serlo o intentarlo. Lo que la mayoría de las mujeres aceptan como una idealización de su género es en realidad una forma de hacerlas sentir inferiores”.
La autora de estas palabras, ya era una estrella intelectual americana, pero no por esto dejo de colaborar con la publicación. Sontag era muy consciente de que era un ícono de su tiempo y que su estatus tenia tanto que ver con la forma como con el fondo. Era hermosa, le gustaba vestir bien, se rodeaba de personajes del sector y de dejaba fotografiar por el propio Andy Warhol para legitimar su posición icónica.
Escribió sobre belleza y tangencialmente sobre moda casi al mismo tiempo en que dedicaba sus horas a reflexionar sobre la enfermedad, la fotografía o la labor del escritor. Luego de 10 años de su muerte, muchos diseñadores se han inspirado en ella para lanzar su marca. Un ejemplo es William Anzevino, que junto a Opening Ceremony lanzó una colección cuyas prendas beben directamente de la obra de la pensadora.
Otra, y no menos importante fue Sylvia Plath, quien al igual que Didion, se curtió en la escritura a partir de su trabajo en la revista Mademoiselle. Y como aquella, también consiguió su puesto tras ganar un premio literario. Aunque esta publicación fue pionera en su tiempo por mezclar moda y literatura, Plath se inclinó por obviar su paso por ella y documentarlo breve e implícitamente. Luego de muchos años de su suicidio, se publicó la biografía donde la autora Elizabeth Winter traza un perfil a partir del verano que pasó trabajando para la revista, en la que documenta su afición por la ropa, sus encuentros con compañeros de profesión y modelos y en definitiva, su relación de amor y odio con la industria en la que se curtió en el mundo de las palabras.
Sin duda alguna son grandes mujeres quienes en su época y basándose en el amplio auge que mantiene y ha tenido la moda y las revistas de este tema, eligieron disfrutar en su determinado momento de aquellas publicaciones que hoy día siguen dando de qué hablar.