Parece que aquel viejo dicho popular que dice “no hay mal que por bien no venga” está fallando, ya que el temporal ha sido largo y si no se hace algo pronto puede que este dicho lo borren del lenguaje coloquial, aunque yo me he autodenominado positivo, siempre aplico otro dicho: «Cuando las malas atacan es porque las buenas vienen cerca”. Esto es lo que piensa el alto porcentaje de los venezolanos de buen vivir, que siempre estamos deseándonos el bien unos a otros, cargados de esperanza de un mañana mejor, sin que pase por la mente ni siquiera preguntar cómo se llama usted. Sólo se piensa en un país productivo donde nos miremos de frente y nos consideremos orgullosos de nuestra patria, que enseñemos al mundo una gran ventana de prosperidad, que nos imiten como un modelo de gente trabajadora, próspera, honesta, sin remoquete y respetables, dignos de la gran riqueza que Dios nos entregó en nuestras manos, pero hoy muy mal representada, dando la impresión de que el uso que se le ha dado es para nuestro propio mal, entregándoselas a otros que ni conocen a Venezuela y jamás le han aportado nada.
Las ideas sin egoísmo deben aflorar lo más pronto posible, vengan de donde vengan y bienvenida sean, no hay duda de un sagrado consenso, todos estamos ávidos de un mensaje de paz, por el amor de Dios, por nuestras familias, por todos los que han emigrado y los que piensan emigrar, por no tener oportunidad de progresar, trabajar, producir, vivir, compartir y convivir en nuestro gran país que todo nos sobraba y hoy todo nos falta, ¿como hemos caído en esto?
Me decía un amigo brasileño que nos encontramos en un aeropuerto y me hizo sentir muy mal cuando me dijo: Caramba amigo, cómo me gustaría volver a relacionarme comercialmente de nuevo con tu país y volver a aquellas alianzas estratégicas que duraron más de dos décadas, buenas para los dos países, que generaban puestos de trabajos y divisas. No entiendo cómo es que mientras los demás países con menos recursos van hacia delante tu país va hacia atrás. Además leo en las noticias cómo se ha incrementado la inseguridad, resultando una de las cosas más difíciles de tu país estar vivo; por Dios, dígame usted cómo se sentirán aquellos venezolanos que aman a su país y piensan en positivo al recibir esa descarga de negatividad.
No debemos cansarnos nunca de estar siempre en el comienzo de algo, la participación de quien desea el bien para todos debe ser incansable, sin tregua, productiva, creativa y positiva, que no dé margen a crear más separaciones. Todos unidos por el país con peso propio y visión clara, no ser unos de los filósofos de la nada ni vacío de existencia. Esto hay que sustituirlo por obligaciones y ánimo de vivir y hacer.
Darwin nos dejó un mensaje que siempre debe estar vigente: “No es la especie más fuerte la que sobrevivirá sino aquella que responda mejor a los cambios”.Ese es un mensaje que todos los venezolanos de buena voluntad, hacedor y no deshacedor: debemos llevar como promesa infalible por el bien de todos, un país próspero, unido, aumentado las grandes riquezas que tenemos con criterio de verdadero venezolano, con nuestra idiosincrasia, nuestra ideología y ambición de hacedores, gente productiva que produzca mucho más de lo que consume, que estimule la productividad, genere empleo, confianza y respeto a quien no es una carga si no que ayuda a soportar la carga. Emir dijo que «no se puede seguir hablando tanto para no decir nada”.
Unidos todos por el Sistema de Riego Yacambú y el Ferrocarril de la Región.