Los venezolanos acudirán a las urnas el próximo 6 de diciembre de cara a las elecciones parlamentarias, ante ese escenario, el exministro de Relaciones Interiores y jurista, Asdrúbal Aguiar, sostiene que no hay razones para que los comicios se cancelen.
“Históricamente, los venezolanos han acudido a las urnas, en democracia y en dictadura”, apuntó el político, escritor venezolano y miembro de la Real Academia Hispanoamericana de Ciencias, Artes y Letras de España, en visita a la Dirección de este rotativo.
En conversación con el arquitecto Juan Manuel Carmona, director de EL IMPULSO, Aguiar expresó que quienes en cierta forma, apuntan a que no haya elecciones el 6 de diciembre, en el fondo desean desestimular a la población.
“¿Qué otras alternativas tienen los venezolanos distintas al voto? Lo único que pueden hacer es votar”, reflexionó el exjuez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
-¿Un nuevo parlamento revertirá tantas irregularidades? ¿El ciudadano tiene esto claro?
-No subestimo la capacidad y la sabiduría del pueblo en torno a la realidad político-institucional venezolana. En democracias estables una cosa es el Gobierno, otra la asamblea y otra los tribunales, pero lo que el venezolano padece es que el Gobierno está en el Gobierno, el Gobierno está en la Asamblea y el Gobierno está en la justicia, por lo cual estas elecciones se desarrollarán para mantener o revocar al Gobierno.
-¿Se aplicará el voto castigo?
-La oposición democrática en Venezuela, no hablo de los partidos, sino de la oposición a la realidad trágica que vive el país, que alcanza 90%, tiene el poder para discernir, aunque no tenga un poder real porque no gobierna alcaldías, no tiene armas ni petróleo. Se trata de una oposición silente y desarmada. Lo que puede ocurrir el 6 de diciembre es que ese país mayoritario le entregue, a través del voto, las armas a la Asamblea Nacional. Como la AN se transformó en un ministerio del Gobierno, una mayoría distinta puede cambiarle el perfil al parlamento.
-¿Para qué sirve la AN?
-La AN es un organismo de control sobre el Gobierno y el Poder Ejecutivo, el cual no se ha ejercido en 15 años porque la AN pasó a ser un brazo del Ejecutivo nacional.
-¿Se producirán conflictos a partir del 7 de diciembre?
-Sí, porque por primera vez se dará una lucha desde la igualdad de armas en manos de los actores políticos. Es un juego entre dos, sometidos a las mismas reglas, sin jugadores maniatados.
-¿Alcanzará la MUD mayoría parlamentaria?
-Ese es el desiderátum que tiene planteado el país. Esto es algo que va más allá de la MUD. El pueblo no es tonto, sabe que tiene dos opciones: o vota por la realidad actual porque le parece una maravilla, o vota por algo distinto a lo que tiene. Si eso pasa, según lo que revela el sentido común y la lógica, a partir del 7 de diciembre habrá una AN que le pedirá cuentas al Gobierno. Si el Gobierno se alza, dejará al descubierto el origen de la tragedia venezolana, es decir, el comportamiento político del gobierno de Nicolás Maduro, que comparte con el presidente de la AN, Diosdado Cabello. El gobierno tiene un desafío y por eso el desespero y el desestímulo; está convencido de que efectivamente perdió la mayoría nacional.
-¿Es suficiente con alcanzar la mayoría parlamentaria para lograr un cambio?
-La realidad venezolana es muy compleja. La gente no es tonta; cualquier venezolano, al escuchar que Venezuela será otra a partir del siete de diciembre, sentirá que se burlan de él. Lo importante es que el país tiene la esperanza de que las cosas pueden cambiar, al variar las reglas del juego, la posibilidad del cambio existe. Si esa mayoría silente adquiere poder institucional, podrá iniciar un proceso para cambiar la realidad, ¿cuánto durará?, no lo sabemos. Eso no se puede destilar.
-¿Cuál sería la respuesta de Maduro ante una AN adversa?
-Habrá que verla. La reacción de Chávez cuando perdió el referendo aprobatorio de la Constitución, fue darle una título escatológico a la oposición. Maduro olvida algo central. La Fuerza Armada, por su naturaleza y vocación, es una estructura que acompaña y respalda al poder. Cuando la Fuerza Armada entiende que el poder se muda de habitación, se neutraliza o se ajusta, eso ha sido una regla operativa en el mundo. Habrá que ver de qué manera, esa mayoría de venezolanos que quiere un cambio, administra el éxito que se puede dar por la vía del voto. El solo ejercicio del voto no cambia realidades, crea oportunidades. El éxito de esta coyuntura depende de lo que se haga a partir del día siguiente.
-¿Qué opinión le merece la Operación de Liberación del Pueblo (OLP)?
-Es el resultado trágico de un país, donde se instauró la cultura de la muerte. Se decidió resolver todo por la vía de las espadas y no por la vía de la razón. La OLP generó una tragedia, no solo para las víctimas, sino para los propios actores del gobierno, quienes fabricaron esa realidad. El poder lo debió haber conservado la Fuerza Armada, pero como Chávez desconfió de su propia fuerza, creó una suerte de paramilitarismo integrado por sectores populares armados. Frente a esa amenaza, la actuación del gobierno es casi de limpieza social. Si la OLP plantea la Ley del Talión, se darían las condiciones para una guerra civil en Venezuela.
-¿Ante la crisis económica que atraviesa el país, la postura de diálogo asumida por los empresarios, es la correcta?
-El mundo empresarial, casi de manera fatal o inevitable, le reclama todos los días al gobierno la posibilidad de diálogo, para ver si lo convence de que cambie su política económica. La élite empresarial desapareció en Venezuela; sólo quedan empresarios que aspiran a reinsertarse en la vida productiva del país. Hoy en día, el único empresario es el Estado, que estatizó e intervino la economía al punto de que los empresarios pasaron a ser empleados ministeriales. Es en definitiva un diálogo inevitable, entre secuestrado y secuestrador. Quien está bajo el control del secuestrador, dialoga para evitar que lo pase por las armas. No es que tenga identidad con el criminal. Cuando los actores institucionales se han revelado incapaces para resolver la crisis nacional entra en juego el pueblo, y el 6 de diciembre, la voz la tiene el pueblo.
La opción teológico política de Francisco
Asdrúbal Aguiar es un apasionado de la figura del papa. En el ensayo, La opción teológica política de Francisco, aborda no sólo el discurso del Papa actual, sino el discurso del cardenal de Buenos Aires, la prédica del sacerdote como miembro de la colectividad jesuita.
“Él es un individuo que tiene un discurso interesante, para poder asumir con cierta metodología la crisis actual que vive el mundo occidental”, dijo el autor.
Su discurso, agregó, parte de la experiencia de los padres jesuitas, es decir, construye sus argumentos a partir de la realidad, en la que hoy en día vemos pobreza, exclusión, violencia e inseguridad.
“Francisco les dice a los empastelados con la derecha, izquierda, centro o terceras vías, que el desafío es resolver los problemas. El Papa ofrece una metodología para que los latinoamericanos se pongan la patria al hombre, la cual no es propiedad de los partidos ni gobernantes, sino de todos”.
La máxima autoridad de la Iglesia católica pide reconstruir la nación, lo cual implica encontrar en medio de nuestras diferencias algo que nos una para volver a actuar como una orquesta, en la que cada quien toca su instrumento pero todo suena armonioso.
“El Papa en su reciente visita a América dijo cosas muy controversiales y que preocuparon a ciertos observadores, de uno y otro lado. Comentan que el Papa usa algunas categorías discursivas semejantes a las de Chávez, Morales o Correa. ¿Será el Papa aliado de esos señores?, dicen actores en EEUU. En América Latina ese discurso franco ha generado una gran adhesión de las mayorías. En el mundo europeo hay una expectativa con relación a la conducción final que le dará Francisco a la Iglesia.
