Para recordar: “¿A quién queréis que os suelte: A Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo?” (Mateo 27:17)
Un día, como tantos, en la página de Sucesos de este diario, EL IMPULSO, reseñaron las noticias de dos hombres: Uno denominado “El Tommy” (abatido) y el otro “El Pirata Piraña” (capturado vivo), ambos acusados de diferentes delitos, suficientes para que estuvieran detenidos.
Estos hechos, prácticamente, se repiten diariamente y el primer antisocial: “Formaba parte de la lista de los 10 delincuentes más buscados de Portuguesa” y el segundo, de acuerdo a la noticia: “Era uno de los más buscados del estado Lara e implicado en cuatro homicidios” (Ídem, 10/08/15, p. B8).
En nuestro estado Lara, el mismo diario, el 11/08, revela el resultado de lo que han llamado Operación para la Liberación del Pueblo (OLP). Algunos pobladores “aceptaron” el operativo, pero otros se quejaron por la forma y parte del fondo. Las autoridades indicaron que “encontraron 21 personas solicitadas” (p.B8).
Las preguntas son obvias ¿Por qué andan sueltos tantos delincuentes como estos? ¿Cuál es la razón por la cual no están detrás de las rejas? No somos nosotros los que vamos a contestar dichas preguntas.
Pero si podemos decir, que hace muchos años sacaron de la prisión a un hombre llamado Barrabás, el cual fue cambiado por Jesús; el inocente Hijo de Dios, quien se arriesgó al nacer en nuestro planeta, dado un milagro y años más tarde, parte de su pueblo lo condenó a morir en la cruz, por tratar de salvar al mundo, pero prefirieron a Barrabás: “Un bandido y un homicida” (Puyol B., Carlos (2014), Libro: “Pero hay un Dios en el cielo”, p.224).
Lamentablemente, Pilato se equivocó y pensaba que la multitud soltaría a Jesús, porque él si creía en la inocencia del Maestro (Juan 18:38) y por ello, preguntó hasta tres veces, pero los presentes, algo enajenados colectivamente, le contestaron: “Fuera con éste, y suéltanos a Barrabás” (Lucas 23:18).
Puyol, antes citado, dice que “existió un proceso psicológico de esta absurda, inicua, injusta, infame y cruel respuesta”. Y, por haber despreciado al Espíritu Santo, “los líderes religiosos habían quebrantado las conciencia del pueblo, mediante tres acciones: 1º) Condenaron a Jesús sin antes juzgarlo; 2º)…fabricaron pruebas y testigos falsos; 3º) Manipularon al pueblo para que pidieran la libertad de Barrabás” (Ídem, p.224). Agregamos una cuarta y estimamos que pocos conocen, lo señalado por White, E., quien dice que a la hora del juicio de Jesús, había presencia de demonios transformados en personas, azuzando al pueblo junto con los esos líderes (Deseado de Todas las gentes, capítulo 77).
Tal vez, nunca llegaremos a entender cómo trabaja el enemigo de Dios, para que muchos inocentes, comprobados, estén presos. Y algunos antisociales, ya imputados, anden sueltos. Al parecer, las palabras “Suéltanos a Barrabas” se siguen repitiendo hasta hoy, secundado por multitudes que rechazan a Cristo.
El autor del libro “Pero hay un Dios en los cielos” dijo: “Cuando se anula la conciencia, las pasiones se desatan, y se pueden cometer los actos más horrendos y elegir las opciones más absurdas” (p.224).
Algunos promueven que “Barrabás”, lo malo de este mundo ande suelto… Y, habiendo leído esta historia ¿Qué elección haremos: Por “Barrabás o por Cristo”? Nuestra elección se revelará en la Segunda venida de Cristo.