Financiación de las Universidades
Hay que ser muy sinceros y valientes en decir que el gobierno del Estado no puede financiar totalmente a las universidades. No tengo en mi poder todas las deudas acumuladas -que son inmensas- con los docentes, empleados y obreros. Fapuv y el Ministerio de Educación Superior deberían consensuar y visualizar formas de financiamiento, que lejos del control del gobierno del Estado Docente, implantado desde Guzmán Blanco, ha producido tsunamis de malestares, tanto en el gobierno como en los integrantes de las universidades. Soluciones ante las deficiencias presupuestarias, entre otras, señalo:
1.- Cuando fui Director de Servicios Estudiantiles de la UCLA, de 1970 a 1975, con el apoyo del humanista rector Argimiro Bracamonte, se estableció en 1971 el crédito educativo, que fue eliminado por este gobierno hace siete años. Los egresados de esta universidad, tras recibir una educación de calidad que produjo una gran autoestima en ellos, fueron los beneficiados de este crédito, con el compromiso de contribuir al tener empleo con una parte módica de su sueldo para que otros estudiantes pudiesen optar a esa ayuda. ¿Por qué no se implementa?
2.- En la UCLA y en otras universidades se han realizado convenios tecnológicos con organizaciones internacionales y nacionales que incrementan su presupuesto. Una universidad que no contemple las innovaciones tecnológicas y no aproveche a sus docentes preparados en estas lides está quedando atrasada. Esto no es privatizar la educación, es ser inteligentes.
3.- Señalo una solución revolucionaria: Enterrar el Estado Docente y sustituirlo por el Estado Promotor con autonomía en cada estado del país. ¿Se atreverán los gobernantes y los políticos?
Proyecto Universitario del siglo XXI
Bajo la premisa de la excelencia académica, por muy compleja que sea la transformación universitaria, pasan por mi mente de docente de tantos años algunas ideas basadas en el compromiso social de los ciudadanos que reciban la educación superior, ya que la universidad debe estar al servicio del desarrollo nacional:
1.- La oferta académica no debe ser por carreras ni por semestres o anualidades. En el siglo XXI no basta una mala escuela durante 6 años, sino que se requiere una buena durante 12 ó 13 años. Pero en Venezuela, a pesar de lo dispuesto en la Constitución, tenemos 8 millones de talentos humanos, de un total de 13 millones, que apenas logran ser desempleados, subempleados o empleados en trabajos precarios y mal pagados.
2.- Debe ser proyectada, de arriba abajo, desde las exigencias actuales de los novenos y décimos semestres de las actuales carreras profesionales, incluyendo carreras cortas (de los institutos universitarios), colocados los conocimientos en una red integrada. La instituciones deberían estar abiertas todo el año.
3.- Esta red integrada universitaria debe contemplar salidas laterales de tipo artesanal, industrial, comercial, tecnológica, ingenieril, médica, humanística, docente, social, etc… (de todas las carreras de los actuales institutos universitarios), de forma que al cumplir los requisitos de esa red intermedia de carreras, obligatoriamente tengan que salir a trabajar en empleos ad hoc a establecer, así como el tiempo mínimo de duración del trabajo en organizaciones y empresas, públicas y privadas. La experiencia de trabajo de los egresados en esas carreras intermedias, al ser evaluado por el(los) docente(s) a cargo de tal función en el decanato o escuela correspondiente, debe ser reconocido con créditos para su continuación en la red de conocimientos de la carrera profesional.
4.- Lo especificado en las ideas anteriores debe ser implementado, previo un estudio nacional consensuado por el gobierno del Estado con los entes empleadores, públicos y privados, de forma que se tenga una visión de a 10 años, al menos, de todo tipo de empleo profesional, técnico y artesanal para su implementación nacional, del que hoy carecemos.