El hecho de que la rectora del Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibisay Lucena, ratifique la decisión del presidente Nicolás Maduro de no permitir observación internacional en los comicios parlamentarios del 6 de diciembre, genera desconfianza en el electorado nacional y vulnera la credibilidad de un proceso signado como una válvula de escape para reducir el pronunciado nivel de conflictividad del país.
Así lo considera Daniel Fermín, sociólogo e investigador del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) al consultarle su percepción sobre la posición del Poder Electoral.
“Hemos hecho reiterado llamados para que el CNE promueva la observación internacional. Eso no significa que algún imperio vaya a tutelar o les diga a los venezolanos qué hacer. Más bien si nuestro sistema es el mejor del mundo y es motivo de orgullo, ¿por qué no lucirnos ante la comunidad internacional?”, preguntó.
Hasta los momentos, la única organización invitada para el proceso es la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
Sin embargo, el especialista señala que la organización no registra experiencia como observador electoral, ni cuenta con oficina técnica de asuntos electorales y tiene ciertos aspectos políticos que hacen dudar de su credibilidad como institución. En cambio, organizaciones como la OEA, a la cual Venezuela pertenece, tienen la misión electoral más antigua y calificada del mundo.
“La misión del observador, se ha sustituido por el acompañante, que es un especie de mirón de palo, como decimos coloquialmente. No puede hacer informes públicos ni objetar alguna irregularidad del proceso. Es como si no existiera”, expresó.
“Esto es muy preocupante porque existe un clima de desconfianza hacia el Poder Electoral, no sólo del lado de la oposición, sino también del chavismo disidente del madurismo que hoy en día representa el 52% de sus filas. Asimismo, nos encontramos que más de la mitad del país piensa que el voto no es secreto; eso es muy peligroso. El CNE debe ser el primer interesado en generar confianza para que la participación sea efectiva”, prosiguió.
Ventajismo
Por otra parte, Fermín asegura que el Gobierno ya implementó sus principales bases de ventajismo: El acceso desigual a los medios de comunicación social y el uso de recursos públicos para campaña electoral.
“Aquí no se trata de crear condiciones favorables para la oposición, sino que se establezcan condiciones equitativas para todas las partes políticas. Eso se interrumpe cuando el Presidente anuncia una obra por cadena nacional o cuando se muestran por esa misma vitrina a los candidatos del oficialismo. Estamos ante una situación de desequilibrio”.
Asimismo, expresó su preocupación por el tema de las inhabilitaciones y la intervención del Tribunal Supremo de Justicia en los partidos políticos. “Aquí se intuye que los rectores no son independientes, incluso el alcalde Rodríguez fungió como rector y poco después como vicepresidente. La autonomía del CNE hoy en día está entredicho”.
Despolarización
Otro de los recientes estudios publicados por el Centro de Estudios Políticos es referido al creciente fenómeno de la despolarización, el cual se traduce en un malestar general del ciudadano por las políticas ejercidas por los dos grandes frentes políticos: Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
En el análisis, se expresa un registro revelador. Refleja que el 51% de los venezolanos expresan no sentirse identificados con estos bandos políticos. Cerca de 3 a 10 ciudadanos confían en el PSUV; y 4 de 10 en la MUD. De ahí se desprende el acelerado crecimiento de factores independientes, los cuales promedian una participación cercana a los 7.000 candidatos para estos venideros comicios.
“Paradójicamente no se encuentra en el discurso de los dos bandos el reconocimiento a este fenómeno. En vez de buscar al independiente, comienzan a atacarlos manifestando que quien disiente de su visión es un traidor. Realmente no están sabiendo leer a un país que está reclamando más amplitud”.