El sol candente del Caribe iluminó el sábado la bandera estadounidense mientras ondeaba en La Habana por primera vez en 54 años, pero también a gente que hablaba de reformas políticas con una franqueza que en otros tiempos hubiera sido impensable en Cuba.
En un discurso antes del izamiento de la bandera en la embajada reabierta, el secretario de Estado John Kerry hizo un llamado al cambio de régimen político en la isla, un tema que aquí sigue siendo tabú a pesar de una serie de reformas económicas y el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Washington, rotas durante la Guerra Fría.
«Seguimos convencidos de que lo más beneficioso para el pueblo cubano sería la democracia auténtica, en la cual la gente tiene libertad para elegir a sus gobernantes», dijo Kerry y añadió que ello incluye instituciones sensibles a las necesidades de la gente y una sociedad civil independiente en este estado unipartidista.
El discurso el viernes por la mañana fue transmitido en vivo por la televisión y radio estatal, repetido íntegramente el viernes por la noche y reproducido textualmente el sábado en el diario oficial del Partido Comunista, Granma.
En una serie de entrevistas en La Habana, varios cubanos dijeron a The Associated Press que acogieron de buen grado el llamado de Kerry a la democracia y expresaron abiertamente su deseo de mayor apertura, sin el pedido de permanecer anónimo ni midiendo las palabras como era habitual al hablar de cambios políticos.
«Claro que nosotros los cubanos aspiramos a más democracia, más libertad y más de todo, diría yo, porque la verdad que la vida aquí esta dura dura», dijo Roger Granado, masajista de 44 años que vive en el barrio obrero de Cerro, en el sur de la capital.
El presidente Barack Obama hizo un llamado más moderado al anunciar la nueva política de restablecimiento de relaciones el 17 de diciembre, en un discurso que también fue transmitido en vivo. Adicionalmente, en 2002, el expresidente Jimmy Carter, en un programa de una hora transmitido en vivo y sin censura, dijo a los cubanos que su país no estaba a la altura de los patrones internacionales de la democracia, al tiempo que promovió una campaña por mayores libertades civiles.
Poco después de esa emisión de 2002, una mujer de 22 años que vendía puros del mercado negro a los turistas en La Habana Vieja y que solo se identificó como Alejandra, dijo a la AP que la gente tenía miedo de hablar de esas cosas.
El viernes por la noche, en un lugar de La Habana Vieja no lejos de donde habló Alejandra, el enfermero Esbaldo Rodríguez, de 50 años, reveló su nombre y ocupación antes de comentar: «Yo creo que es lógico que Kerry hable de los temas esos democracia y demás».
«Para nosotros creo que es una gota de esperanza, es algo que no esperábamos aunque te repito es lógico y para mí es como un sueño esto que paso hoy y lo del 17 de diciembre y ahora hay que esperar a que se haga realidad», añadió.
En una conferencia de prensa junto con Kerry después de la ceremonia, el canciller Bruno Rodríguez habló de la muerte de hombres negros a manos de la policía en Estados Unidos y del maltrato de prisioneros en Guantánamo, la base naval estadounidense en Cuba que el gobierno reclama.
El sábado a la mañana, al desvanecerse la euforia inicial de la ceremonia en la embajada, muchos cubanos matizaban sus elogios a Kerry con críticas similares a las de Rodríguez.