Los cementerios son espacios que merecen ser preservados y conservados como patrimonio cultural intrínseco.
Estamos atravesando una época de crisis, ética, moral, económica, social y de inversión de valores, quizás esto ha hecho peso para lo que ocurre con nuestro cementerio Bella Vista, importante reservorio del arte funerario, testimonio histórico de Barquisimeto, ubicado en la avenida Rómulo Gallegos, calle 48 y avenida Pedro León Torres.
El día 21 del pasado mes de junio, con motivo del Día del Padre, fui a visitar la tumba de mi padre y también la de mi esposo, pero ¡que sorpresa! el panteoncito donde reposan sus restos estaba en gran parte destrozado, con grandes huecos que denotaban haber realizado allí un trabajo bien planificado.
Este daño se observa en varias tumbas, por lo que pregunté qué había pasado allí y me dicen que eso ocurrió hace poco tiempo, que habían notificado a las autoridades a quienes competen en caso y no les habían atendido.
La situación es inquietante y pareciese no preocupar a las autoridades regionales. La otrora necrópolis es recinto hoy de enfermos mentales, beodos y de gente peligrosa, de temor y pánico de las personas que acuden allí, ¡ah! y de los robos sacrílegos que ocurren con frecuencia.
La colectividad barquisimetana está consciente del valor histórico de nuestra necrópolis, y de los personajes importantes que están sepultados allí; es por ello que me estoy dirigiendo al ciudadano alcalde de Iribarren, ingeniero Alfredo Ramos, en una súplica lastimosa y muy sentimental, invitándole al rescate de algo que se nos está esfumando.
Comprendo que usted siempre está muy atento y muy pendiente de la problemática que acontece a la ciudad crepuscular, para buscarle soluciones, tal es el caso de la verdadera joya no sólo artística, mucho más considerarla imagen del Barquisimeto de ayer y de hoy.
Sabemos que la labor de rescate es ardua, amplia y extensa.
Señor Alcalde, quedamos de usted muy agradecida por la atención que pueda dispensarle a esta humilde exposición.