En estos días diáfanos y tranquilos de nuestra Venezuela, según la opinión del gobierno, pudimos ver y oír por TV la intervención del Sr. Presidente en una visita (así lo titulan) a la ONU. Explicaba a los periodistas que había acudido a ese organismo para solicitar que se designara una comisión especial destinada a estudiar en el terreno de los hechos, Venezuela y Guyana, las constantes provocaciones y conflictos que el vecino país (Guyana) está cometiendo en perjuicio del territorio nacional de Venezuela, pese al litigio que se lleva a cabo desde hace años sobre la legitimidad de la Zona Esequibo, aun sin finiquito, y defender la necesidad de una mediación por parte de la ONU.
Hasta aquí estamos, creo que todos los venezolanos, de total acuerdo con el reclamo planteado por el Sr. Presidente, pero, y siempre hay un pero en sus actuaciones, ante una pregunta de un periodista (por TV no se pudo apreciar la persona) referente a la posibilidad de que algún organismo internacional sirva como observador de las próximas elecciones para representantes a la Asamblea Nacional. Con gesto evidentemente descompuesto, respondió, palabras mas palabras menos: “Venezuela no es monitoreada ni será monitoreada por nadie” y agregó: “No lo aceptaremos jamás, por nadie”. Y terminó dirigiéndose al periodista: “¿A ti te gustaría que lo hicieran en tu país?”
Y aquí viene el contrasentido, digo yo, si no quiere que nos monitoreen por las elecciones legislatívas: ¿Por qué sí quiere que nos monitoreen en el conflicto con Guyana? Lo que es bueno para el pavo ¿no lo es también para la pava? Desde un punto de vista, digamos imparcial, no luce evidente que los señores representantes de la ONU, tomando en consideración, que la reacción del Presidente ante los periodistas por la pregunta mencionada, no hace sino ratificar el hecho de que en el pasado, lejano y cercano, en mil y una ocasiones ha tomado con total indiferencia las recomendaciones, y hasta las decisiones de cualquier organismo internacional sobre: Derechos humanos, Libertad de prensa, Presos políticos, y, en general, sobre cualquier punto que no esté de acuerdo con su manera de pensar y gobernar tildándolos siempre de “injerencias” a nuestra soberanía.¿No podrían pensar, estos dignatarios, que si su actuación como Comisión Especial, no satisface los deseos presidenciales, con toda seguridad tampoco les dará la atención debida, y mantendrá su tesis de que son simplemente marionetas dirigidas por el imperialismo? Entonces, ¿no corremos el riesgo de que se nieguen de hecho a trabajar por considerarlo una pérdida de tiempo?
Es decir, si las decisiones de estos organismos internacionales concuerdan con las ideas presidenciales… ¡Machete! “pa’lante, y vamos a darle toda la publicidad para conocimiento del mundo, alabando la inteligente resolución, pero dejando ver claro, por supuesto, que hasta estos recalcitrantes representantes del podrido capitalismo derechista nos dan la razón”. ¿Correcto? Ahora bien ¿qué tal si es al contrario? De inmediato comienzan las declaraciones-descargas, de todos o casi todos, los integrantes del tren Ejecutivo: “Una vez mas estos eternos enemigos del socialismo, única vía para alcanzar la felicidad del pueblo soberano, movilizan su guerra económica, y ponen a trabajar sus laboratorios de fabricar mentiras para desestabilizar el gobierno del país. Escogido democráticamente por la voluntad del soberano”, y un millón de frases más, ya tan trajinadas que prácticamente carecen de significado. ¿Cierto o falso?