El régimen acude a la contienda electoral del próximo 6 de diciembre con el estigma de la derrota en la frente. Su impresionante respaldo popular se esfumó detrás de las ruedas ardientes del descalabro monumental que construyeron. Una nación saqueada hasta su último anaquel. Por aquellos que invitaron a creer en una transformación profunda que condujera hasta la máxima felicidad.
La desesperación oficial programa el ataque. La Contraloría General de la República, cumpliendo instrucciones del PSUV, ha comenzado con una serie de inhabilitaciones políticas a figuras de la oposición democrática. Cuando se enteraron que Manuel Rosales encabezaría la lista de candidatos por el estado Zulia, y ante la certeza que su liderazgo coronaría una victoria espectacular, optaron por inhabilitarlo en un día. Sucedió igual con la inquebrantable María Corina Machado en la entidad mirandina. El régimen comprendía que ella junto con Henrique Capriles sería un tándem demoledor que arrasaría en la entidad. Es el mismo espíritu revanchista que aplican con Enzo Scarano. Un líder con gran ascendencia en Carabobo, al igual que con Daniel Ceballos en el Táchira. Hicieron lo mismo con César Pérez Vivas, ex primer mandatario de la misma entidad. Y para refrendar toda esta arbitrariedad al ex gobernador del Zulia Pablo Pérez, lo inhabilitan por diez años. Como para apuntar que ellos tienen en sus manos la suerte de todos. Hablamos de figuras claves que por su condición de consumados líderes; que podían transformarse en verdaderos portaviones en sus áreas de influencia. ¿Cuál es la verdadera estrategia? El gobierno sabiéndose minoría trata de crear un ambiente de división que desemboque en la paralización de las actividades de los candidatos del cambio. Qué los postulantes democráticos sientan que nadie está exento de ser castigados por medidas restrictivas como las denominadas inhabilitaciones. Es decirle al elector que es mejor abstenerse en un proceso comicial que no tiene escapatoria.
Una salida inteligente es convertir a los imposibilitados en ejemplos democráticos a seguir. Que ellos recorran al país explicándoles a los electores la importancia de ganar los comicios de diciembre. Es justamente allí, en donde tenemos que esforzarnos. Es un juego a doble mano. Mientras el gobierno busca confundir al elector para desmotivarlo, la oposición debe aplicar todo lo contrario. Para el régimen totalitario es fundamental lograr la mayoría en la Asamblea Nacional. Teniendo el control de este órgano terminarían de avanzar hacia la dictadura. Para los demócratas es evitar el sometimiento, con la posterior revocatoria de medidas legislativas profundamente anticonstitucionales. La mayoría del cambio nos devolvería la nación que perdimos.
El gobierno es una fiera herida. Sabe que sus dificultades se acentúan con el paso del tiempo. Tratará de valerse de todas los artificios para lograr el objetivo de mantenerse en el poder. Su abusivo proceso administrativo terminaría aplastado. Ya no guardan las formas, sino que apelan a la fuerza para barrer con sus adversarios políticos. Hemos llegado a una etapa decisiva de nuestra historia. La ignominia anhela inhabilitar al país decente. Son dos mundos enfrentados que jamás conciliaran. La revolución es una marcha indetenible hacia el restablecimiento del comunismo como propuesta de gobierno. La democracia es el frente que se antepone a su perversidad. La elección de diciembre no es un proceso exclusivo para escoger unos parlamentarios. Es el comienzo del fin del régimen, o la profundización de la pesadilla…
@alecambero