China devaluó hoy casi un 2% el yuan con respecto al dólar, en la mayor revisión a la baja del valor de su moneda en dos décadas, y reformó el sistema cambiario, para estimular su economía tras la caída del comercio exterior.
El Banco Popular de China (central) anunció una renovación en el mecanismo de fijación del tipo de cambio del yuan para tratar de acercarlo a su valor real del mercado, que tuvo como efecto inmediato una caída de la divisa china en comparación con el dólar.
El banco central chino ejerce un férreo control sobre las oscilaciones en el tipo de cambio del yuan, ya que cada día establece un precio medio (llamado “paridad central”) del tipo de cambio del yuan con el dólar y permite que fluctúe (al alza o a la baja) hasta un máximo de un 2%.
Con la acumulación de estas ligeras fluctuaciones diarias, el yuan se ha revalorizado fuertemente en la última década, pero el banco central considera que últimamente la cotización que fija para el yuan se había “desviado” respecto a su valor de mercado.
“Recientemente, la paridad central del yuan se ha desviado del tipo de cambio del mercado en una gran extensión y con una larga duración, lo que, hasta cierto punto, ha debilitado su estatus de referencia”, dijo el banco central en un comunicado.
El regulador consideró que “mejora” el sistema cambiario al obligar, a la hora de fijar el precio medio de cada día, a tener en cuenta la cotización de mercado del yuan de la jornada anterior.
Dentro de este nuevo esquema, el tipo de cambio fijado hoy por el Banco Popular fue de 6,2298 yuanes por dólar, lo que supuso una devaluación de un 1,86 % respecto al de 6,1162 del lunes, el mayor descenso diario en su valor desde que en 1994 Pekín lo rebajó un tercio.
“Como China mantiene un superávit comercial relativamente grande, el tipo de cambio real del yuan es bastante fuerte, lo que no es del todo coherente con las expectativas del mercado”, afirmó el emisor.
“Las condiciones económicas y financieras internacionales son muy complejas”, admitió el Banco Popular, que destacó que este contexto “trae nuevos retos” para la segunda economía mundial.
El banco central chino se refirió así al alza de los tipos de interés de Estados Unidos, que se prevé que se lleve a cabo en septiembre, combinada con la devaluación del euro y el yen y las presiones bajistas que afrontan las divisas de las economías emergentes.
En este sentido, el emisor defendió que es “un buen momento para corregir la paridad del yuan”.
Las autoridades chinas habían prometido para este año una mayor convertibilidad del tipo de cambio del yuan, que favorecería un aumento de los movimientos de capitales, como parte de las reformas estructurales que persigue la segunda economía mundial para hacer más sostenible su crecimiento.
El grupo bancario británico HSBC avanzó que este movimiento “aumenta las posibilidades” de ver realizada una de las aspiraciones de Pekín: la inclusión del yuan entre las divisas que componen los Derechos Especiales de Giro (SDR, en inglés), la moneda interna del Fondo Monetario Internacional (FMI).
La modificación del sistema cambiario chino llega una semana después de que FMI propusiera retrasar la entrada del yuan en la cesta hasta septiembre de 2016.
Sin embargo, entre las declaraciones de los representantes del FMI y el anuncio del banco central chino ha mediado la publicación de los datos de comercio exterior del gigante asiático de julio, que mostraron caídas de las exportaciones y las importaciones de un 8,3 % y un 8,1 % interanuales, respectivamente.
La devaluación del yuan hace más baratos los productos chinos, lo que se espera que permita una recuperación de las ventas al exterior que suavizaría los efectos de la ralentización por la que atraviesa la economía china, que en el primer semestre creció un 7 % y va camino de registrar su expansión más débil en 25 años.
El departamento de investigación del banco español BBVA explicó que el movimiento del Banco Popular se debe a una confluencia de factores, entre los que se figura el impacto que han causado en los exportadores chinos las depreciaciones de las divisas de otras economías emergentes.
Algunos analistas temen que China pueda entrar ahora en una “guerra de divisas” para abaratar sus exportaciones, una práctica de la que ya ha sido acusada en el pasado, aunque el FMI reconoció en mayo que el yuan había dejado de ser una moneda infravalorada.
Otra posibilidad es que la devaluación de la moneda china desencadene una fuga de capitales del gigante asiático, un escenario muy temido por las autoridades chinas y uno de sus principales argumentos para retener el control el cambio del yuan.