Hace algunos años visitamos Cuba interesados en conocer los supuestos avances logradas en tiempos de revolución y, en la ciudad de Matanzas, en una conversa familiar con la Dra. Chang, funcionaria del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, ante nuestra interrogante por el futuro de sus hijos adolescentes, nos soltó una fatídica frase: “En Cuba perdimos la esperanza”.
Esa frase retumba nuevamente en mis oídos en momentos en que el municipio Crespo ha sido agredido en lo más profundo de su desarrollo y crecimiento, cuando los desarreglos generados por planificaciones inexistentes han acometido inclemente contra su única fuente de agua, el acuífero Duaca-El Eneal.
Hace apenas un año el Ateneo Kotepa Delgado, de Duaca, hizo llegar responsables reflexiones a los organismos que ideaban extraer y trasvasar 120 litros por segundo de agua adicionales del acuífero, para satisfacer el requerimiento hídrico de las viviendas construidas por un consorcio iraní para Misión Vivienda, situado en las inmediaciones de Tamaca y que se conoce como Aves de Yucatán.
En esa oportunidad diversos informes orientaban hacia el convencimiento de que el acuífero Duaca-El Eneal estaba llegando al colapso, debido a que al haber sido explotado a ciegas, sin que existiera una dirección de manejo que haya determinado cuál es el rendimiento seguro del mismo, se estaba produciendo una drástica disminución del caudal de los trece pozos que maneja Hidrolara.
La sobreexplotación del acuífero significa que se extrae más agua de lo que la naturaleza es capaz de almacenar en este “embalse” subterráneo, tanto así que dicho organismo ya se había visto en la necesidad de realizar un racionamiento del recurso con la afectación de la calidad de vida de sus habitantes.
Hoy en día el recurso ya está siendo trasvasado hasta el desarrollo urbanístico, sin que el organismo rector de la distribución de agua esté enterado de cuánta agua se está extrayendo, porque a todas estas, la aducción hacia Tamaca fue construida sin haber cumplido con las normativas técnicas y legales, tanto así que el proyecto carece de un estudio de Impacto Ambiental como lo establece nuestra carta magna, de una licencia de aprovechamiento y pare usted de contar.
Recientemente nos enteramos que el ciudadano Alcalde del municipio está “negociando” con los agricultores para expropiar las únicas fuentes que posibilitan el desarrollo agroeconómico de Crespo y es a partir de esas decisiones cuando, recordando la frase de la colega cubana, pensamos “¿Será que en Crespo perdimos la esperanza?”
@zonum10