Ayer jueves, en un supermercado del este de Barquisimeto, usuarios perdieron su tiempo al intentar adquirir algún producto en escasez. Correspondía a las personas cuyas cédulas finalizaran en los números 2 y 3, pero de acuerdo a Irma Villegas, vendieron a personas con otros terminales de cédula, lo cual generó el lógico malestar entre los presentes.
“Sigo a los lados de charcutería y carnes, y cada empleado con tres bolsas de leche sin corresponder su número, y en el armario de empleados, eso full de leche, pasta y arroz. Yo fui a la una y ya no había nada.”
El llamado es para los encargados de organizar la venta de productos regulados, a fin de que procuren el mayor orden posible y justa distribución, durante la venta de los mismos.
La usuaria finaliza su reporte con la frase “qué decepción tan grande.” Y así es. Decepción ante la baja calidad de vida que tenemos los venezolanos y ante lo indefenso que está el ciudadano frente a las injusticias diarias.