La tasa de homicidios crece cada semana en la entidad y la población, lamentablemente, ya se acostumbró a las escenas de sangre y dolor. Los 15 crímenes registrados durante el primer fin de semana de agosto, fueron vistos con total normalidad.
Marcos Tarre, consultor en materia de seguridad, dice que este es el resultado de la violencia generada por el uso descontrolado de armas de fuego. El especialista afirma que al ver los cadáveres de las víctimas producto de un robo, secuestro o simple venganza, muchos imploran protección a Dios, porque desconfía en los organismos de seguridad.
Ciertamente, lo que en algún tiempo resultaba conmovedor, dejó de serlo, debido a que hechos atroces se volvieron frecuentes.
“La gente perdió la capacidad de asombro y eso es lamentable, ruegan que no les pase algo similar a ellos ni a sus seres queridos”, dice el especialista, al tiempo que asevera que hay una pérdida de la conciencia social, porque la sociedad expresa su deseo de sobrevivir al caos originado por la inseguridad y otros problemas como el déficit de los servicios, escasez de fármacos y desabastecimiento de alimentos.
Impunidad al límite
“Hay tensión y rabia acumulada. Se percibe el descontento de la gente por la ausencia de la autoridad. Los ciudadanos sienten que el Gobierno no vela por su seguridad y tampoco por la calidad de vida” sostiene Tarre, tras explicar que los delincuentes no son condenados por los delitos que comenten y al ver estas injusticias, consideran inexistente la lucha contra la impunidad.
Agrega que una respuesta al desinterés, se evidencia en los linchamientos colectivos.
“El homicidio es el delito más grave y doloroso, pero solo se castiga a los culpables cuando la víctima es una figura conocida o es afecto a las filas del oficialismo” apuntó.
Enfatizó que el Estado es el responsable de este escenario porque no invierte en prevención y tampoco oferta opciones para que los jóvenes se alejen del mundo delictivo.
“Más allá de aislarse, las comunidades tienen que organizarse y buscar la manera de reducir los riesgos para suplir la ausencia de las autoridades”.
90% de homicidios quedan impunes según Marcos Tarre, consultor en materia de seguridad
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