La Plaza Los Ilustres, la Plaza Wohnsiedler y el Parque de la urbanización La Concordia, se convirtieron
en la boca del lobo.
El alumbrado no existe y vecinos que hacen vida en los alrededores afirman que las luces de los vehículos o casas son las únicas que alumbran, de resto ninguna luminaria funciona.
María Guevara dice que la situación es incómoda y las zonas se han vuelto más inseguras de lo que eran.
Al anochecer nadie puede caminar por las calles, porque es exponerse al peligro de ser robado o, peor aún, asesinado.
El temor existe, pero también la impotencia de ver cómo las autoridades se desentienden del asunto y no
hacen nada por optimizar el servicio de alumbrado en áreas que son de uso común.
Miguel Urdaneta señala que postes y lámparas están sólo de adorno, porque ninguna cumple su función y
aunque es un tema prioritario para usuarios, Corpoelec no se encarga del mantenimiento preventivo o
correctivo.
El vocero dice que se abstiene de caminar por la Plaza Los Ilustres, luego de salir de clases en una universidad cercana, porque el lugar queda a oscuras. No se atreve, aunque estén los funcionarios policiales en el punto de control, porque los malandros saben cómo pasar inadvertidos