En días recientes el gobernador del estado Lara, Henri Falcón, planteó que “La prioridad es solventar la crisis económica” y que “hay que dejar a un lado las diferencias político-partidistas”.
En este sentido me permito exponer con todo respeto al Sr. Falcón que la causa de la actual crisis económica es de origen político y que la misma no es sólo la consecuencia del modelo instaurado desde el año 1999, sino que era también el objetivo de tal proyecto. Un modelo que requería reducir a su mínima expresión las fuentes creadoras de trabajo y de riqueza no dependientes del Estado, de manera de generar la dependencia absoluta de todos los ciudadanos hacia un régimen autoritario y de allí, por ejemplo, la necesidad de “expropiar” más de 4.000.000 de hectáreas de tierras fértiles, así como miles de industrias, destruyendo el aparato productivo y transformando nuestra economía en una economía subyugada a un corrupto sistema de importaciones.
Usted, gobernador Falcón, llama al régimen a un diálogo económico, a una apertura con el sector privado porque dice “es hora de reflexionar y rectificar en función de los intereses de Venezuela”. Señor Falcón, este régimen ni quiere ni puede rectificar. Hacerlo, iría contra su propia naturaleza, fines y propósitos. Cuando usted hace tales exhortos, por demás respetables, lo hace desde la óptica de quien percibe que estamos simplemente frente a un mal gobierno que ha cometido errores. Pero es que esto es mucho más, esto no es sólo un mal gobierno. Esto es un régimen dictatorial y aunque públicamente usted ha sostenido que no lo es, le recuerdo que la estrategia de lidiar con un mal gobierno es muy distinta a la de enfrentar una dictadura.
Usted le pide al régimen que deje los “complejos ideológicos”. No, señor Falcón, lo de esta gente no es un complejo, su comportamiento corresponde a un modelo de pensamiento en el cual no tienen cabida los empresarios libres y prósperos, generadores de trabajo, porque a fin de cuenta trabajo es independencia y libertad, valores estos contrarios a quienes ocupan el poder en Venezuela.
Imagino que para quien durante más de diez años formó parte y ayudó a implantar y sostener este perverso modelo no le resulte cómodo que los ciudadanos miremos por el retrovisor y observemos que el problema si es el modelo político y de allí su tendencia a pedir “pasar página” y ver hacia adelante.
Y claro que tenemos que ver hacia adelante, pero debemos hacerlo con la responsabilidad histórica que la situación demanda, y por ello la necesidad de que se manifiesten abiertamente las diferencias “político-partidistas” entre las distintas organizaciones y líderes, ya que los ciudadanos tenemos derecho a conocer hacia cual modelo se encaminará la inaplazable transición política, porque no se usted, pero yo, al igual que la mayoría de los venezolanos si queremos algo radicalmente diferente a lo actual.
En lo personal creo en un modelo de sociedad de ciudadanos libres, responsables y prósperos, que resuelva y trascienda las necesidades básicas de la población y ofrezca oportunidades para la realización de sus aspiraciones más elevadas en democracia y libertad. Pero esto, en lo absoluto vendrá de la mano del actual régimen y de ahí la urgencia del cambio político.