No fue solo por causas de un terremoto que El Tocuyo quedó destruido por completo, el 3 de agosto de 1950 a las 5:30 minutos de la tarde, hace hoy 65 años. También tuvo que ver la intervención del hombre.
En primer lugar, un sismo sacudió a la Ciudad Madre y acabó con siete templos, pero además afectó considerablemente 93% de las viviendas que conformaban ese apacible urbanismo estilo colonial, edificadas durante la época de la conquista española, y del 7% restante, solo el 3% de los hogares quedaron en condiciones de ser habilitados.
Los resultados fatales fueron de 17 muertos y 80 heridos.
La segunda demolición de la población la llevó a cabo la mano humana. Fue un puñado de hombres que terminó de derribar con tractores lo poco que quedaba erguido, incluyendo los templos. Arrasaron con los más importantes testimonios que existían en el estado Lara para de esta manera emprender su reconstrucción.
Precisamente, en palabras del geólogo tocuyano y sobreviviente de este terremoto, Lermit Figueira Anzola, quien ha realizado los pertinentes estudios sobre este terrible suceso, la intensidad del terremoto fue de 6.3 grados en la escala de Richter y tuvo una duración de 35 segundos capaz de provocar los más destructivos efectos.
El estado de calamidad no se hizo esperar, y durante las semanas siguientes se produjeron réplicas de menor intensidad.
El temor de los tocuyanos ante otro movimiento de tierra similar al ocurrido días antes, los obligó a salir de la desolada ciudad y algunos se asentaron en Barquisimeto, Carora y Caracas.
Irónicamente, en 1945, cinco años antes de ocurrir el terremoto, El Tocuyo celebró el cuatricentenario de su fundación, registrado en 1545.
Precisamente, en la presentación del libro El Tocuyo, memorias de un pasado, cuyos coautores son Janette García Yépez, Pedro Rodríguez Rojas y Antonio Saldivia, se cita: “En 1945, con motivo del cuatricentanario de la ciudad, para denotar la belleza incalculable de la vieja urbe, hombres como Ambrosio Perera y Juan Liscano iniciaron una campaña a nivel nacional- a la que se unieron miles de voces- para nombrar a la ciudad Monumento Nacional. Fue el historiador Ambrosio Perera quien en 1943 escribiera: ‘Como Toledo es para España la ciudad monumento y el Cuzco lo es para Perú, sería desear que un decreto oficial oportuno hiciera de El Tocuyo la ciudad monumento de Venezuela”.
Cinco años más tarde la naturaleza sorprendió a la ciudad, en cuyo anhelo Perera quiso que hoy fuera el monumento nacional de Venezuela. Definitivamente, todos en la tierra están a merced de este tipo de fenómeno sorpresivo.
Recoge también el libro El Tocuyo, Memorias de un pasado, que “con el terremoto se cayeron casas, edificios, fueron destruidas calles, y con ello se fue parte de nuestra memoria histórica; que hoy luce fragmentada, esa vieja urbe no solo atesoraba los cuatro siglos de protagonismo nacional, sino que por allí caminaban, vivían, trabajaban nuestros comunes ancestros…”
En datos de archivo de este periódico se tiene que la antropóloga Alejandra Leal, quien labora en la Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológica (Funvisis), realizó su tesis de grado sobre el terremoto de El Tocuyo. Señala la imprecisión de su ubicación y la atribuye a una falla secundaria.
Transcurridos los años, los morandinos no olvidan aquella catastrófica fecha que los posiciona en la historia, como un pueblo que lucha por sobrevivir y seguir adelante, a sabiendas que debajo de sus pies aún se encuentra la potente falla de Hato Viejo, y muy cerca la de Boconó.ç
Las ondas sísmicas impactaron en otras regiones
La magnitud de este movimiento telúrico también dejó sus secuelas en zonas pertenecientes al municipio Morán.
Quienes habitaban Los Humocaros, Guaitó, Barbacoas y Guarico entraron en pánico por la inesperada sacudida de tierra.
El geólogo Figueira en sus investigaciones precisa que en poblaciones del estado Portuguesa como Chabasquén y Campo Elías, y Carache, en Trujillo, igualmente tembló.
Determina que antes, a las 5:00 de la mañana de aquel 3 de agosto de 1950, se había producido un sismo en San Antonio del Táchira, que se sintió en Colón y Ureña.
Varias construcciones de Barquisimeto sufrieron daños estructurales que repercutirían enormemente en la arquitectura colonial y religiosa, es el caso de los templos de Altagracia, La Paz, La Concepción, San Francisco, San Juan y el Cristo, entre otros, y la reconstrucción de muchos de ellos pasó por su total transformación, como las iglesias La Paz, Altagracia y San Francisco.
Sigue temblando
El último sismo en El Tocuyo se registró el 19 de febrero de 2014, a las 6:40 de la mañana, y tuvo una magnitud de 5.2.
Luego de este movimiento de tierra ocurrieron 12 réplicas, recuerda Figueira.
Lamentó que este temblor afectó 12 aulas de la Unidad Educativa Roberto Montesinos de esa localidad, por lo que en la actualidad unos 350 niños escuchan clases fuera de esa institución, en otras áreas como iglesias evangélicas y espacios donde le han prestado colaboración a los estudiantes y maestros, mientras las autoridades competentes emprendan las respectivas reparaciones del plantel.
Advirtió que actualmente hay un aumento de los sismos a unos 28 kilómetros al sureste de la capital del municipio Morán.
Resaltó la importancia de este tipo de trabajo periodístico para que las nuevas generaciones conozcan los hechos y los adultos los recuerden, porque han conmovido a la sociedad nacional, y al respecto citó al escritor y novelista portugués, José Saramago, cuando en una de sus expresiones dijo: “Hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica, porque se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia”.
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