Un fin de semana largo, aprovechando La celebración del nacimiento de nuestro Libertador, fui invitado por mi gran amigo, Alfredo Roa Cambero, para que conociera un caserío llamado Muñoz, donde él pasaba sus vacaciones en su juventud en casa de sus abuelos. Llegamos a Carora buscamos a su amigo José Gregorio Carmona, excelente músico, aparte de tocar varios instrumentos toca el saxofón perfectamente, nos apertrechamos de agua, refrescos y sándwiches de queso y jamón, porque según ellos, en esos caseríos no hay dónde comprar alimentos .
Salimos de Carora rumbo a los caseríos lejanos. El paisaje lucía hermoso, los cujíes secos, los cactus verdes, a pesar de tener más de un año que no llueve, el polvo revoloteaba y hacía remolinos al paso de la camioneta, el cielo azul intenso con un sol avasallante que relumbraba las piedras y los troncos secos, la carretera con abundantes huecos, pues si este gobierno dictatorial se ha olvidado de los pobres de las ciudades, qué queda para los pobres de los caseríos que se han negado a morir por la fe católica de sus habitantes que no pierden las esperanzas en Dios y les mande un agente del Gobierno que se conduela de ellos.
Me llamó la atención por encuesta que hice en el caserío Muñoz, donde sólo hay 100 habitantes, que no hay ni una persona que pertenezca al chavismo, hablando con ellos, todos tienen conocimientos de la situación crítica de Venezuela, tienen conciencia, dignidad, dicen que jamás se cambiarán por medio kilo de pollo, que en épocas de elecciones siempre llegan los chavistas, regalando de todo, reciben, pero jamás votarán por los malandros que acabaron con Venezuela. Ciudadanos como ellos son los que necesitamos en esta Venezuela, que tengan dignidad.
A principios de agosto son las fiestas patronales en homenaje a San Francisco de Asís. El músico José Gregorio Carmona y Alfredo Roa, conocido en Lara por ser dueño de la Mineteca Tridimension, son los patrocinantés de las fiestas, invitamos a todos los larenses que quieran conocer los caseríos enclavados en los paisajes áridos del Lara, donde los chivos y corderos juguetean, los cardenales, turpiales y pericos adornan las ramas secas de los arbustos y el trinar de las aves, melodías que recuerdan a nuestro Alirio Díaz, oriundo de esos caseríos larenses, el cual es orgullo de nuestro sentir venezolano.