El problema del socialismo

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Todas las religiones tienen al desapego de los bienes materiales como uno de los caminos fundamentales para la salvación espiritual y por ello predican la solidaridad y el compartir como una de las virtudes humanas imprescindibles para obtener un estado de gracia que nos conecte con la fuente de amor universal.

Pero incluso más allá de del sentimiento o las consideraciones religiosas el tema de las injusticias que genera la desigual distribución de los recursos materiales ha sido fuente de múltiples teorías con sus correspondientes sistemas operativos sociopolíticos. En el fondo de todo esto lo que subyace es una lucha antológica entre los dos componentes básicos de la condición humana, la parte animal que lo compromete a una lucha territorial por el dominio y la posesión y por otra parte su nivel de conciencia superior que le viene dada por una inteligencia más desarrollada.

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De esta forma el socialismo al invocar la igualdad y buscar implantarla mediante la supresión de la propiedad privada porque allí ubican el núcleo de las injusticias distributivas, en verdad se coloca como una teoría entroncada con un viejo sueño de la humanidad. A este respecto no han inventado nada y pueden validar sus luchas con base en episodios bíblicos, como el de la primera comunidad cristiana de Jerusalén, la cual decidió compartir entre sí todos sus bienes terrenales, implantar la igualdad económica entre ellos y así dedicarse sin ataduras materiales al servicio de Dios. Lamentablemente al poco tiempo quedaron para pedir limosna. Entonces una de las lecciones primordiales que podemos extraer de esta experiencia religiosa es que si bien el ansia de riquezas es algo contrario a las normas morales de las confesiones místicas, eliminar los sistemas de estimulo individual para la producción de bienes conduce inevitablemente a una pobreza que hace insostenible la supervivencia humana.

Sobre el problema de la pobreza la voz más autorizada a nivel planetario es la del Muhammad Yunus, Premio Nobel de la Paz y creador del Banco para los Pobres, el cual nació en la India y tiene sucursales en varias naciones del mundo. El sostiene que para sacar al hombre de la pobreza no hay que cambiar el sistema capitalista sino rediseñarlo con el objeto de cambiar la mentalidad del hombre de empleado a emprendedor.

Con sabiduría Yunus nos lleva a reflexionar cómo al eliminarse la propiedad privada se eliminan los estímulos y la economía implosiona como sucedió en la Unión Soviética y en Cuba. Igual nos ha sucedido en Venezuela cuando el balance de expropiaciones y confiscaciones tiene como saldo una baja inmensa en la producción de bienes indispensables para la subsistencia, lo cual ha generado un pavoroso desabastecimiento. No es en verdad que exista una guerra económica, es que al querer implantar un modelo económico socialista se ha llevado al paredón el estimulo y la fuerza productiva. El capitalismo crea riqueza y la reparte con injusticia. El socialismo crea pobreza y la reparte con igualdad. El reto es crear riqueza y distribuirla con equidad, pero eso no es fácil, necesita de inteligencia, de preparación, de dialogo, de mucha Democracia. En Venezuela está por venir el tiempo de asumir estas verdades.

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