El escritor colombiano Pablo Montoya aún se siente anonadado de haber ganado el XIX Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos que lo sacó del anonimato y que dice representa un reto frente a la postura crítica que siempre mantuvo hacia los premios literarios.
«De alguna manera este premio me ha puesto un zapato en la boca en el sentido que yo he sido muy crítico de esos grandes premios, sobre todo con los comerciales», dijo Montoya el miércoles en una conferencia de prensa en Caracas, donde aceptará el honor este domingo en un acto.
El escritor elogió el Rómulo Gallegos asegurando que cumple «una función eminentemente literaria» que lo distanciaba de otros premios comerciales otorgados por las grandes editoriales.
«El premio ha modificado mucho mi vida», confesó Montoya al manifestar preocupación por la visibilidad que ha alcanzado con el galardón, que lo ha llevado a abandonar su condición de profesor de literatura y «escritor oculto», como él mismo se identificó, a asumir un nuevo rol como novelista reconocido.
«La visibilidad ha sido algo que me ha inquietado mucho», recalcó.
Al hablar sobre lo que hará con los 10.000 dólares que recibirá por el premio, el novelista dijo que utilizará la suma para comprarse una casa o un apartamento y «dejar de pagar el sempiterno arriendo».
Nacido en Barrancabermeja, Colombia, en 1963, Montoya ha publicado casi una veintena de libros de cuentos, poemas, ensayo y novela.
Expresó que por el momento no tiene ningún proyecto narrativo entre manos, situación que aseguró que le tranquiliza debido a que ahora tiene una agenda muy ocupada, a raíz del premio, que le impide tener tiempo para la escritura.
Al hablar de su obra ganadora, Tríptico de la infamia, indicó que la novela logró la atención del jurado debido a que mostró los tiempos de la conquista desde una perspectiva muy novedosa, como lo fue la visión de tres pintores de esa época.
Tríptico de la infamia,’ narra la historia de tres pintores protestantes que se convierten en testigos e intérpretes de los horrores cometidos en la Europa del siglo XVI en nombre de la religión, que se extendieron a la América recién descubierta. Cada parte está dedicada a uno de estos pintores: Jacques Lemoine, Francois Dubois y Théodore de Bry.