Los talibanes confirmaron este jueves la muerte de su líder, el mulá Omar, avanzada por las autoridades afganas, sin querer confirmar su participación en el incipiente proceso de paz en ese país.
Sin evocar claramente la fecha de la defunción, los talibanes reconocieron que Omar había muerto a causa de una «enfermedad».
Kabul aseguró el miércoles que el líder tuerto de los talibanes había muerto hace dos años en un hospital de Pakistán, confirmando rumores presentes desde hacía tiempo dentro y fuera del país.
Pero en su comunicado, los talibanes aludieron a una muerte reciente, al señalar que la salud de su líder «se deterioró en las últimas dos semanas».
El texto añadió que se celebrarían tres días de ceremonias religiosas para «rezar por el alma del mulá Omar».
Previamente los talibanes sacaron otro comunicado en el que explicaron que «los medios están publicando que las negociaciones de paz empezarán muy pronto (…) en China o Pakistán».
Pero «nuestra oficina política (…) no está al corriente de este proceso», añadieron los rebeldes, en pie de guerra desde hace 14 años contra las fuerzas afganas y extranjeras en el país.
Poco después el ministerio de Exteriores de Pakistán anunció el aplazamiento de una ronda de negociaciones entre Afganistán y los insurgentes prevista este viernes.
El mulá Omar no había sido visto en público desde 2001, cuando una coalición liderada por Estados Unidos invadió Afganistán e hizo caer el gobierno de los talibanes en Kabul.
Según Haseeb Sediqi, portavoz del directorio nacional de seguridad de Afganistán, el mulá Omar murió en un hospital de la ciudad pakistaní de Karachi «bajo misteriosas circunstancias».
En los últimos años habían circulado muchos rumores sobre su muerte.