Aquí nació el nombre de la patria. No tendríamos autoridad moral frente a las futuras generaciones, si ocultáramos el desastre moral y económico por el que atraviesa la nación venezolana.
Nos asiste el derecho de esta queja, porque todas las maldades de este gobierno contra los venezolanos, que casi se convierten en genocidio porque nos están matando de hambre, se han probado en el Zulia: multas, apagones, capta huellas, chic, confiscaciones de fundos y haciendas en el sur del lago, permisología cómplice para que la guerrilla haga de las suyas en Perijá y la Guajira, expropiaciones en los municipios de la costa oriental del lago.
Asumimos el reto no solamente de defender al Zulia, sino de despertar a toda Venezuela. Que comience la cuenta regresiva para sacar a este régimen del poder. La patria debe sacudirse ese engaño que llamaron el socialismo del siglo XXI y que ha sido al decir de grandes economistas la primera gran mentira de principios de esta centuria.
Las elecciones parlamentarias las tenemos que ganar antes de las votaciones, el día de las elecciones y después de los escrutinios. Necesitamos hacer realidad al federalismo y la descentralización. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia. Se nos quiere armar un conflicto con Guyana, que les permita en noviembre cuando comprueben que están perdidos, suspender el proceso electoral.
A los empleados públicos obligados a callar, a los que acompañaron este gobierno en la ilusión de cambiar a Venezuela cuando creíamos que nos esperaba otro porvenir, les decimos desde el Zulia, que a los amigos se les acompaña hasta la puerta del cementerio, pero uno no se mete en la urna con ellos.
Necesitamos un Zulia unido para lograr la ampliación del aeropuerto, la descontaminación del Lago, el relanzamiento de la petroquímica, la vía alterna del puente, la reactivación agrícola, pesquera y ganadera, la autopista de occidente, aumentar los programas sociales, becas para especializaciones en el exterior, construcción de nuevos hospitales y atraer la inversión extranjera.
No espere nadie el uso del odio. Pongamos todos juntos el alma en sacudirnos estas angustias y dificultades. Lo inmediato es ir a votar para producir un tsunami electoral y reconstruir un país con una institucionalidad sin personalismos dentro de una República civil.