Dentista que mató al león Cecil «no tenía ni idea» 

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El dentista estadounidense que mató al querido león Cecil en Zimbabue es un coleccionista de trofeos de cacería que ya tiene en su palmarés una condena por caza furtiva en Estados Unidos.

Walter Palmer, de 55 años, se ufana de ser un purista del arco y flecha que ni siquiera lleva un arma de fuego como refuerzo cuando está tras una gran presa.

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Es lo que dijo el propio Palmer, personaje de cierto renombre en el mundo de la cacería, en un artículo del New York Times sobre los buscadores de trofeos publicado en 2009.

En aquella ocasión contó al diario que aprendió a disparar a los cinco años y que ha matado a todos los 29 trofeos animales reconocidos por el grupo de cazadores de arco y flecha Pope and Young, menos uno.

Se dice que es capaz de acertar un naipe con su arco compuesto desde 100 metros de distancia.

Pero su popularidad mermó desde que el martes una ONG denunció la muerte, a manos de Palmer, de este león semidomesticado, tranquilo y majestuoso que era símbolo del parque nacional de Hwange.

Este miércoles dos zimbabuenses comparecen ante la justicia de su país acusados de caza furtiva por haber organizado el safari.

Luego de la denuncia de la ONG, las imágenes de Palmer sonriente sobre sus presas muertas (un leopardo que yace flácido como un muñeco de peluche sobre sus brazos desnudos, un rinoceronte, un alce, un búfalo…) comenzaron a circular en internet.

Su botín incluye 43 animales, entre ellos un oso polar, un puma, un elefante y otro león africano, según los registros del club obtenidos por el diario Minneapolis Star Tribune.

Al parecer, el león Cecil fue atraído fuera de los límites del parque Hwange con una carnada y luego atacado con arco y flecha. Pero la flecha sólo lo hirió. Según la ONG Zimbabwe Conservation Task Force (ZCTF), pasaron 40 horas antes de que Palmer y su guía encontraran a su presa y le dieran el golpe final con un arma de fuego.

Según las autoridades de Zimbabue, Palmer pagó 50.000 dólares a Theo Bronkhorst y Honest Ndlovu –los dos inculpados locales– por esta expedición.

«No tenía ni idea»

Pocas horas después de que se extendiera la noticia el martes, las redes sociales de Palmer estaban inundadas de ataques y amenazas.

La cuenta de Facebook de su consulta dental –River Bluff Dental, en un suburbio de Minneapolis, Minnesota (norte)– estaba cancelada y su página de internet sufría constantes cortes.

Además, su cuenta de Twitter parecía haber sido hackeada: estaba llena de imágenes de las películas de «El rey león» y mensajes como «Ustedes en serio tienen que calmarse. Era sólo un león».

Para el miércoles por la mañana, una petición en línea que exige justicia para Cecil ya sumaba más de 400.000 firmas.

Según mostraban medios locales, también se armó un improvisado altar en la salida del consultorio de Palmer, donde los críticos llevaban muñecos de peluche y flores en memoria de Cecil.

En un comunicado publicado el martes, Palmer lamentó la muerte del león, pero aseguró que había seguido las indicaciones de sus intermediarios y que había «confiado en la experiencia de los guías locales profesionales para cazar en el marco de la legalidad».

Sin embargo, a los críticos no les conmovió su disculpa. Muchos lo atacaron por practicar tan polémico deporte. Otros cuestionaron su sinceridad, dado que ya fue inculpado en el pasado por caza furtiva.

Según la biografía que aparece en la página de internet de su consultorio dental, Palmer es un hombre casado y padre de dos hijos originario de North Dakota (norte) que «disfruta las actividades al aire libre».

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