La carrera política y pública de Teodoro Petkoff data aproximadamente de 60 años, cumplida en diversas facetas, variadas posiciones, siempre un hombre polémico, recio, frontal en sus argumentos, pero con gran autenticidad.
Ese ha sido su proyecto de vida que lo ha ido “…realizando con sus acciones y decisiones a lo largo del tiempo… que es lo decisivo y da sentido a lo que se hace en cada momento…” (Ortega y Gasset).
Indudablemente que la trayectoria de Teodoro Petkoff como dirigente y servidor público es clara y ampliamente conocida en el país y allende de los mares, y hoy después de ser recompensado con tan esplendoroso blasón, nos es más fácil hablar de su historicidad, es decir, comprenderlo en su interioridad desde la perspectiva de la razón histórica, “para que sea apta para captar y describir racionalmente la vida humana…”.
Pudiésemos reafirmar de él que tiene una página brillante escrita en la historia democrática venezolana, que en estos últimos 15 años ha sido un feroz defensor del libre pensamiento, de la libertad de expresión, al igual que el de los Derechos Humanos; por ello el camino recorrido coincide con el pensamiento orteguiano, al sentir que “lo que define al hombre, es su ir siendo, su vivir, su permanente apertura a nuevas formas de vida… y de ser: debido a su necesaria y constitutiva libertad y a su capacidad creadora e imaginativa en un ser radicalmente histórico”.
Concluimos afirmando que la sociedad democrática venezolana, que es la inmensa mayoría, recibe con regocijo el anuncio del premio obtenido por Teodoro, de tanta jerarquía y prestigio por el epónimo que lo identifica. Teodoro Petkoff, en su proyecto de vida ha permitido que se conozca su sensibilidad de luchador social y colectivo, que al igual que Ortega, según un crítico, “…sabía transmitir a los demás su propia sensibilidad filosófica hacia los problemas…”, Teodoro Petkoff ha contagiado a gran parte de los venezolanos a resistir con pundonor la tragedia que nos aqueja; se han ido conociendo trazos de su pasado que han trascendido y al irse sumando van construyendo un presente que se enaltece en su propia identidad; he allí su razón histórica…
