El uso cada vez más extendido de sistemas de bloqueo de publicidad en internet supone un desafío para los editores de páginas web, que temen ver desaparecer su principal fuente de ingresos.
«Es un chantaje puro y simple», asegura el director de una agencia de publicidad digital que no quiere identificarse y que augura el fin de «todo un ecosistema» económico si no se lucha contra los llamados ‘ad-
Se trata de programas gratuitos muy fáciles de instalar que permiten a los internautas hacer desaparecer todos los anuncios de las páginas web que visitan y además evitan que sus datos personales se usen para finalidades comerciales.
Según un estudio de PageFair y Adobe existen cerca de 144 millones de usuarios activos de este tipo de programas, una cifra que aumentó un 69% en 2014 y que preocupa tanto a los editores de webs como a los anunciantes.
Siguiendo el modelo de Adblock Plus, uno de los más usados en el mundo con 50 millones de usuarios, los bloqueadores usan una estrategia que algunos califican de «chantaje»: sólo las páginas que les pagan entran en una «lista blanca» para que no bloqueen sus anuncios.
En febrero, el Financial Times reveló que grandes compañías como Google, Microsoft o Amazon habrían aceptado pagar un 30% de los ingresos por publicidad a Adblock Plus a cambio de entrar en esta «lista blanca» para que se vean sus anuncios.
Este «chantaje» podría provocar pérdidas millonarias, a pesar de que el mercado de la publicidad online no para de crecer y en 2015 aumentará un 15,7%, hasta 140.000 millones de dólares, según las previsiones de la agencia Carat,
«Pagar, pagar y pagar»
Si los gigantes de internet tienen la capacidad financiera para ceder frente a los ‘ad-blockers’, los pequeños editores, mayoritarios, muchos de los cuales publican páginas gratuitas para el internauta financiadas únicamente con publicidad, se sienten desamparados.
Dos grandes medios alemanes, ProsiebenSat.1 y RTL, llevaron a juicio a Eyeo, la compañía alemana que edita Adblock Plus, pero un tribunal de Múnich desestimó en mayo su denuncia.
Frente esta impotencia, algunas start-up como la francesa Secret Media han creado un sistema de cifrado que impide detectar si hay publicidad en un vídeeo publicado en interent, de manera que no se puedan bloquear.
«Intentamos preservar el modelo económico de nuestros clientes», explica a la AFP el fundador de la start-up Frédéric Montagnon, que cobra en función del número de anuncios que consigue publicar sin que los detecten los bloqueadores.
Laure de Lataillade, directora de Geste, un organismo que reúne a los creadores de webs franceses, considera sin embargo que estas start-up sólo son otro intermediario.
«Para los editores, sólo son un intermediario más, igual que los ad-blockers, por lo que al final sólo les queda una solución, pagar, pagar y volver a pagar», lamenta.
Según los profesionales de la publicidad, el problema solo se resolvería con un cambio profundo de las prácticas publicitarias, limitando por ejemplo las ventanas emergentes («pop-ups») o creando anuncios más personalizados y menos agresivos para el usuario.
Para los anunciantes hay otras amenazas en el horizonte: Apple ya ha anunciado que su próximo sistema operativo iOS, instalado en millones de iPhone y iPad en todo el mundo, incluirá nuevos sistemas para filtrar la publicidad.