Muchos líderes en el mundo religioso, llámense como se quieran llamar, tienen la tendencia a concluir, sin ninguna base lógica, que ellos son los escogidos para ser salvos y vivir por siempre en el paraíso. Están convencidos, que los demás, quienes no comulgan con sus creencias, están fuera de la Salvación. Esta actitud es parte de la ignorancia y de principios espirituales que nada tiene que ver con el carácter de nuestro Dios que es amor. De nuestro Señor Jesucristo.
Por ello, una de las expresiones de Dios que más me admira y me emociona es ésta. Como Dios, Jehová, nuestro Creador, el Rey de reyes, Señor de señores, nuestro Señor Jesucristo nos conceptualiza a lo largo de toda la historia de la humanidad sobre la tierra. Nos llama “Pueblo mío”. ¡Somos de Él! No debemos tener ninguna duda.
Nuestro Dios es completamente distinto. No hace acepción de personas, no limita la existencia de su pueblo a una sola denominación cristiana o religión en particular. Sabe que él tiene mucho pueblo en todas y cada una de las organizaciones religiosas y por eso les hace un llamado dramático para que salgan de la confusión y sean bañados por la verdad verdadera contenida en su Santa Palabra. Y los cristianos tenemos en nuestras manos tremendo compromiso.
Cuando el vidente Juan, en el libro de Apocalipsis, inspirado por el mismo Dios dice. “Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible”Apoc.18:1,2. Obviamente no se refería a la Babilonia de la antigüedad. La de Nabucodonosor. Eso sería absurdo. Pero aquella Babilonia, representada en la Torre de Babel donde Dios confundió los idiomas para aplastar aquella blasfema rebelión que se levantó contra él, persiste hoy en algunas religiones populares. Y se presenta como símbolo de la ignorancia, la confusión y la desidia por conocer la verdad verdadera. Representa la forma como están viviendo muchos cristianos y religiosos, que andan equivocados, confundidos o perdidos. Se refiere a como el cristianismo fue tomado por el espiritismo moderno, pero que Dios en su maravilloso amor les está llamando para que salgan de esa confusión. “Y oí otra voz del cielo que decía: «Salgan de ella, pueblo mío, para que no participen de sus pecados y para que no reciban de sus plagas” Apoc.18:4
“Esta profecía de la caída de Babilonia ha hallado su cumplimiento en el alejamiento de la pureza y sencillez del Evangelio que se ha generalizado en el protestantismo. … Este mensaje tendrá una creciente aplicación a medida de que se acerque el fin, y se cumplirá plenamente con la unión de diversos elementos religiosos bajo la dirección de Satanás. … El mensaje del cap.18: 2-4 anuncia la caída completa de Babilonia y exhorta al pueblo de Dios que aún está esparcido en las diversas organizaciones religiosas que componen a Babilonia, a separarse de ellas” Diccionario Bíblico Adventista.
Con este llamado urgente, Dios demuestra su inconmensurable e inefable amor por la criatura pecadora. E insiste, con el llamado a toda la humanidad. “Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes”Apoc.10:11. ¡Hasta el próximo martes Dios mediante!