Bolivia reforzó la vigilancia en sus fronteras luego de que la Procuraduría General de México solicitó ayuda a las autoridades del país sudamericano tras la fuga de Joaquín «El Chapo» Guzmán».
«Estamos tomando previsiones y adoptando medidas de seguridad en las fronteras para evitar que pueda entrar al país» el narcotraficante fugitivo, dijo el miércoles en rueda de prensa el viceministro de Defensa Social Felipe Cáceres.
Las autoridades mexicanas solicitaron cooperación mediante la cancillería de Bolivia.
Cáceres habló del tema tras la firma de un convenio de cooperación entre Bolivia y Colombia que incluye la creación de una unidad policial de enlace que hará seguimiento «las 24 horas» a redes de narcotraficantes que operan en ambos países.
Según Cáceres, esa unidad intercambiará información «en tiempo real sobre posibles blancos de operativos» antidrogas.
Autoridades mexicanas alertaron a varios países para que cooperen en la búsqueda y recaptura del capo del cartel de Sinaloa quien huyó de una prisión mexicana el sábado.
«El Chapo» no es ajeno a Bolivia. El ex jefe de la policía antidrogas boliviano general Oscar Nina fue detenido en marzo junto a su hijo, también oficial de la policía, bajo la sospecha de haber cooperado con el cartel de Sinaloa en 2011.
Nina es investigado por enriquecimiento ilícito y según las denuncias del entonces ministro de Gobierno, Hugo Moldiz, ayudó a ingresar al país a Jesús Guzmán, uno de los hijos de «El Chapo».
«Hay reportes de inteligencia de la policía sobre la presencia del hijo de «El Chapo» Guzmán en Bolivia, pero esos rumores nunca se confirmaron y tampoco se logró detenerlo», dijo Cáceres el miércoles.
Sin embargo, Moldiz declaró a la prensa pocos días después de la detención de Nina que el hijo de «El Chapo» estuvo en Bolivia en 2011 y tuvo un accidente sin mayor consecuencia en un curso de pilotaje. Agregó que Nina lo ayudó a permanecer en Bolivia con una identidad falsa.
En sus declaraciones a la fiscalía Nina rechazó los nexos con el hijo de capo mexicano pero sigue detenido bajo investigación por enriquecimiento ilícito en un penal del oriente boliviano.
Las autoridades han negado reiteradamente que en Bolivia operen carteles de las drogas pero admitieron que sí operan emisarios de esas organizaciones criminales.
Bolivia es tercer productor y exportador mundial de cocaína y según informes policiales en los últimos años pasó a convertirse en país de tránsito de cocaína peruana que mafias de colombianos, bolivianos y peruanos refinan en el país para exportarla a Brasil por una porosa frontera selvática de más de 1.300 kilómetros.