Finalmente, «El Hombre Hormiga» está aquí.
Tras haber reunido a los Vengadores y viajado al espacio con los Guardianes de la Galaxia, Marvel Studios se dedicó a un asunto mucho más pequeño. Pero llevar al diminuto superhéroe a la gran pantalla resultó más difícil que reiniciar a Iron Man, reclutar al Capitán América o dominar a Thor.
«Ant-Man» llega a las salas de cine este viernes para mostrar cómo el bondadoso ladrón Scott Lang (Paul Rudd) heredó el entusiasmo por la alta tecnología del científico Hank Pym (Michael Douglas). El par se une a la severa hija de Pym, Hope Van Dyne (Evangeline Lilly), para derribar al trastornado exprotegido Darren Cross (Corey Stoll).
¿Logró el estudio el «Hombre Hormiga» que quería?
«Absolutamente», dijo Kevin Feige, presidente of Marvel Studios. «Como siempre habíamos esperado, esta versión se vale por sí misma, pero firmemente dentro del universo cinemático. Hubo gente que salió de las proyecciones, mujeres en particular, que me dijeron que esta era su película favorita de Marvel. Estaban atónitas. Me imagino que es porque entraron pensando, ‘¿El Hombre Hormiga? ¿Qué es eso?»’.
Pese a haber sido un miembro fundador de los Vengadores en los cómics, en la cultura popular el Hombre Hormiga nunca disfrutó del mismo estatus que el Hombre Araña, el Capitán América o Hulk. Eso se debe principalmente a que el personaje no es tan carismático como Peter Parker o Tony Stark, y a que sus superpoderes son, bueno, un poco raros: se encoje, se expande y habla con insectos.
Para los realizadores, el Hombre Hormiga está justo donde debe estar.
«Me gusta que después de ‘Avengers: era de Ultrón’, que fue increíblemente enorme, con edificios que se caían del cielo, esta era una historia al nivel de la calle», dijo el director Peyton Reed. «Scott Lang es un tipo normal que no tiene poderes y es succionado a este mundo estrafalario. Era un arco narrativo genial que en realidad yo no había visto en una película de Marvel».