Esta es una de las afirmaciones o sentencias que he escuchado de la boca del Dios Eterno, que ha influido de manera determinante en mi vida espiritual.
“¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido”. Isa.8:20. Y digo que ha influido especialmente en mi vida por cuanto no da lugar a interpretaciones particulares. Los signos de admiración por ejemplo, que la acompañan en sus dos extremos, indican que es una orden venida directamente de Dios que no deja lugar a dudas. Evidentemente quien la lee, la estudia y medita en ella, como debe ser, entiende perfectamente lo que Dios está diciendo. No hay lugar para tergiversaciones. Dios manda y quien le sigue obedece. No exageramos entonces cuando decimos, que para poder tener la plena bendición de Dios, el creyente debe obedecer a su Creador. No es una conclusión de fanáticos individualistas.
Si quienes seguimos a Cristo no actuamos conforme a esa recomendación, es porque no nos ha amanecido. Es decir, si todos aquellos que nos decimos cristianos y nos jactamos de seguir a Jesús, no obedecemos su ley y nos negamos a conocer en qué consiste el testimonio de nuestro Señor Jesucristo, no seremos afectos a los ojos del Altísimo. O sea, no nos ha amanecido. Esto quiere decir, que no tenemos la verdad verdadera. Que andamos confundidos y fuera del redil legítimo de Dios. Seguro predicarán muy bueno, impactarán a las personas con su gran elocuencia, tocarán a la gente en la cabeza y las tumbaran para el suelo y hasta ralizarán “prodigios”. Peeeero, si no van “a la ley y al testimonio, es que no les ha amanecido”. No viene de Dios lo que hacen. “Dios se ha revelado a sí mismo en su Palabra. Todo cuanto los hombres digan que no armonice con esa palabra, no tiene luz en sí mismo, «no les ha amanecido». Diccionario Bíblico Adventista. ¿Cómo les parece?
Todos sabemos que la Biblia funciona como un gran engranaje. Del Génesis al Apocalipsis. Una rueda se mueve, esta mueve la otra y esta otra a otra. Todas están entrelazadas y actúan simultáneamente. Así es el plan de Salvación propuesto por nuestro Señor Jesucristo para la humanidad. Es por ello, que este texto de Isaías 8:20 puede colocarse en paralelo con uno similar encontrado en el Nuevo Testamento. Lo que demuestra, como las Sagradas Escrituras están estrechamente entrelazadas para presentar el perfecto plan de Salvación. “No todo el que me dice Señor, Señor entrará en el reino de los cielos sino el que hace la voluntad de mi padre” Mat.7:21. ¿Quienes somos los que decimos “Señor, Señor”? Obviamente aquellos que creemos y seguimos a Cristo. Los cristianos. No incluye a quienes no creen, por cuanto ellos no lo reconocen como Señor. Estas amonestaciones son entonces, exclusiva para nosotros. Para Ud. y para mí.
«Algunas personas que dicen ser creyentes se han apartado de la Palabra de Dios dándole las espaldas, y, además de ser descuidados con la Biblia, que es una guía maravillosa e instrumento que prueba todas las ideas, sostienen el sofisma de Satanás al asegurar que el Espíritu les enseña, y que por lo tanto es innecesario destinar tiempo a escudriñar las Escrituras” (Error) “El Espíritu y la Palabra concuerdan” Libro. Recibiréis poder. Elena de White. ¡Hasta el próximo martes Dios mediante.