“Si me dieran a escogen entre todo, excepto mi libertad, excepto todo lo demás, sin lugar a dudas escogería mi libertad porque con ella se puede conseguir todo, sin ella carece de sentido todo lo demás” (Jorge Ángel Ausse)
Es muy importante la educación que reciba el ser humano en su niñez. Solo así podrá hacer frente a las realidades que cada uno debe aprender a superar a lo largo de la vida. La madurez y crecimiento humano dependen de la crianza. Los seres humanos estamos expuestos al fracaso, a la pérdida y a la desilusión, elementos estos que en sí mismos llevan el germen de una infinidad de posibilidades que lo obligan a levantarse para volver a edificar.
De las cosas reales resulta lo posible, pero lo posible no puede producirlo lo real, porque entonces dejaría de ser tal para convertirse en lo inevitable. No se puede confundir posibilidad con un quizás, así tengan entre sí lazos innegables. La suerte no es un potencial en el campo de la lucha, lo posible ejecuta, hace que suceda por acción, por voluntad, nunca por casualidad.
En algún momento de la vida tenemos que tomar una decisión. Pasos van, pasos vienen por el camino que a lo largo del tiempo hemos ido construyendo. Unos se pasan la vida mirando sin ver, otros ven más allá de sus ojos. Cada uno debe crear su historia, investigar, aprender y luchar hasta ver realidad sus sueños.
Las posibilidades de encontrar un modo fácil de alivio al quebranto, a la pérdida, a la ofuscación, a la enfermedad, al fracaso, realmente existen dentro de nosotros mismos. Entre más se deprima más se hundirá, mantenerse allí puede llevarlo a tomar equivocados caminos, erradas decisiones. Solo basta para no hundirse en depresión un poco de alegría y de fe, las dos son la brújula que rescata nuestro barco humano del atolladero para llevarlo a puerto seguro.
La mayoría de las cosas en la vida se aprenden, se heredan, se anotan en la memoria. Los nietos aprenden de sus padres, de sus comportamientos, de todo lo que ven en ellos, los hijos aprenden de nosotros, de allí que los hijos sean luego el reflejo de los padres en su manera de ser.
Del cielo recibimos libertad y albedrío, nada nos ha sido limitado, nada se nos prohíbe.Como dijera William Artur Word: “Nada limita tanto el logro como el pensamiento pequeño; nada amplía tanto las posibilidades como una gran imaginación”.
A veces, cambiar el camino nos obliga a ver mejor, a elegir mejor, a hacer funcionar lo que parece irremediable, a actuar. El temor y los complejos obligan la mente y el corazón a tomar decisiones en momentos difíciles. Uno se mejora a sí mismo poniéndose en acción, única manera de ver la luz en el camino, de encontrar lo que necesita, lo que busca, lo que quiere. Sin fe no se va a ninguna parte, no se puede explorar ni entrar al camino de las posibilidades. Es imposible salir de la amargura si se vive aferrado a cosas o seres que le hacen la vida triste. Posiblemente arriesgarse cobre un alto precio, pero no hacerlo es seguir cargando con la cruz del sufrimiento. Más allá de esto y del miedo a equivocarse al no dar el paso decisivo, nos esperará el remordimiento, el encierro o el terror cuando ya no haya fuerzas para luchar.
Ningún paso hacia la posibilidad de tener un país mejor, una vida mejor, un trabajo mejor, una pareja mejor es gratis, todo tiene un precio. Al lado de la libertad, la tranquilidad y paz que se logra al dar el paso, por alto precio que se tenga que pagar, bien vale la pena correr cualquier riesgo.