Limardo ambicioso en los Panamericanos

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El esgrimista Rubén Limardo es una de las cartas fuertes de Venezuela en los Juegos Panamericanos-2015: campeón olímpico y subcampeón mundial, el D’Artagnan caribeño, que de niño jugaba a los piratas, no se conforma y va por más oro en Toronto.

De 29 años, Limardo competirá en la modalidad de espada con la consigna de subir a lo más alto del podio en Canadá y asegurar la clasificación del equipo venezolano a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.

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“Queremos medallas”, dijo en una reciente entrevista el atleta nacido en Ciudad Bolívar (sureste), amante de la música salsa, la carne mechada y las películas de acción.

Y no es para menos, pues se acostumbró a ganar siendo sus mayores logros la medalla de oro que conquistó en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, la segunda para Venezuela en su historia, y la de plata en el Campeonato Mundial de Budapest-2013, que lo llevaron al primer lugar del ránking del orbe.

Una operación de los ligamentos en la rodilla derecha lo sacó de las competiciones durante nueve meses en 2014 y le costó ser relevado en el escalafón, pero el zurdo se recuperó y asegura estar listo para dar la pelea en Toronto.

De hecho, este año ya se probó en una competencia en Chile, adonde asegura haber llegado en un 80 por ciento de sus capacidades, mostrando un buen desempeño.

Limardo, quien se inició con el florete, es un viejo conocido de los Juegos Panamericanos: en la cita de Santo Domingo 2003 conquistó la medalla de plata, mientras que en la de Río de Janeiro 2007 se colgó una dorada y otra de plata, y en la edición de Guadalajara 2011 se llevó dos de plata que resultaron especiales, pues fueron las que lo catapultaron al sueño olímpico.

El espadachín también archiva una presea de oro, dos de plata y una de bronce alcanzadas en los Juegos Centroamericanos y del Caribe Cartagena 2006 y Mayagüez 2011, así como el oro que cosechó en los Juegos Bolivarianos de Armenia y Pereira 2005.

Un pirata del Caribe

La exitosa carrera de D’Artagnan se inició a los 12 años en su tierra natal, donde jugaba a recrear las historias fantásticas de los piratas del Caribe y se enamoró de la esgrima gracias su tío Ruperto Gascón, esgrimista y técnico del plantel venezolano, quien le reseñó la disciplina.

Reconocido por su sencillez, Limardo cuenta que entre la diversión con amigos y primos, y la disciplina y técnica que su tío le inculcaba, en un año y medio ya dominaba el arma.

Pero un accidente fue determinante para que el niño que fantaseaba con filibusteros y jugaba además voleibol y béisbol -el deporte nacional venezolano que años más tarde él opacaría-, se inclinase por la esgrima. Intentando saltar un muro se fracturó la mano derecha, tomando entonces dos decisiones: cambiar el florete por la espada y empuñarla para siempre con la zurda.

D’Artagnan cuenta que ha intentado volver a ser diestro, pero que no tiene suficiente coordinación y resistencia. Con seguridad, para sus compatriotas y admiradores no es un problema, pues con su zurda les basta para sentirse orgullosos.

 

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