Hoy en día, cuando la tecnología se cae, las vidas de las personas se vuelven también caóticas.
La confluencia de fallos informáticos en United Airlines, la bolsa de Nueva York y The Wall Street Journal, fueron un brusco recordatorio de la creciente dependencia de redes interconectadas en el día a día.
Las computadoras pueden proporcionar dolores de cabeza con frecuencia ya que se unen a miles de millones de aparatos electrónicos y electrodomésticos.
Este efecto dominó tecnológico incrementará la complejidad de los sistemas y elevará el riesgo de crisis masivas, ya sea a través de un fallo involuntario o de un ataque malicioso.
La tecnología controla ya sistemas críticos como las rutas aéreas, las redes eléctricas, los mercados financieros, las armas militares, los trenes, los semáforos y nuestras líneas de comunicaciones.
Ahora, los ordenadores se ocupan de otros aspectos de nuestras vidas toda vez que dependemos de los smartphones para despertarnos por la mañana, antes de que una aplicación encienda la cafetera en la cocina para tomar una dosis de cafeína en la comodidad como la del hogar, a una temperatura ideal, gracias a un termostato conectado a internet y diseñado para conocer las preferencias de los usuarios.
La implacable marcha de la tecnología requiere mejores medidas de seguridad para evitar que piratas informáticos entren en el Sistema y estándares de programación más rígidos para reducir la posibilidad de fallos incapacitantes.
La duración de los fallos del miércoles es también desconcertante, apuntó Litan, de Gartner.
La bolsa de Nueva York tardó más de tres horas y media en volver a operar, calmando el ajetreado ritmo de Wall Street. Un «problema de router» en United Airlines dejó en tierra a sus aviones durante casi dos horas, generando 800 demoras en vuelos y 60 cancelaciones.
«Todo el mundo tiene que asumir que la tecnología se cae a veces, pero debería ser lo suficientemente resistente como para recuperarse pronto de un fallo en el plazo de media hora, si no en unos minutos», agregó Litan.
Las averías del miércoles fueron inconvenientes menores comparados con lo que podría pasar si no se imponen mejores medidas de seguridad para mantener alejados a los intrusos empeñados en provocar destrozos.
Demasiado a menudo, el interés de la industria tecnológica está puesto en crear algo genial y preocuparse después por la seguridad. La actitud displicente engendra una mentalidad así: «Oh, sólo tendremos que conectar su licuadora a internet, ahí no hay problemas de seguridad. Y los hackers averiguan la forma de encender su licuadora en medio de la noche e incendiar su casa».