Ángel Rafael Chaviel Martínez, de 57 años, se despertó a las 4:00 a.m., de ayer, como lo hacía todos los días, sin imaginar que sería el último.
A eso de las 6:00 a.m., salió de su residencia en la avenida Fuerzas Armas con calle 54 a bordo de su vehículo Ford Fiesta, de color verde, signado a las placas PAK81E.
El hombre se dirigió hasta una arepera ubicada en la carrera 29 con calle 43, donde solía desayunar y era un cliente conocido.
Cuando estaba en el sitio, dos sujetos a pie se desplazaban por la carrera 28 con calle 43 hasta que interceptaron a Chaviel Martínez y le pidieron las llaves de su carro, pues se trataba de un robo.
La víctima se resistió y al ver el revólver forcejeó con los delincuentes pero ellos no dudaron en dispararle y lo hicieron justo en el tórax para acabar con su vida de inmediato.
Los maleantes corrieron por la calle 42 con carrera 29 para darse a la fuga. A esa hora pocas personas se encontraban en la calle, sin embargo, los vecinos del sector se asustaron y rápidamente se comunicaron con el Servicio de Emergencias Lara 911, cuyos funcionarios de rescate, llegaron a los pocos minutos pero no había nada que hacer.
El cadáver de la víctima yacía en medio de la acera, tendido, con la camisa amarilla del uniforme de la linea Taxi Express, cuya sede está en la carrera 12 con calle 61.
Ejemplar
La voz se comenzó a correr y los radios de la linea de taxis se colapsó con la mala noticia a primera hora del día: “mataron al 20”. Ese era el número que identificaba a Chaviel Martínez, quien según una de sus familiares, nunca antes había sido robado.
Al sitio del suceso llegaron sus dos hijas, vestidas de negro. En sus rostros se notaba el dolor y la tristeza de perder a quien les dio la vida. No podían hablar, el llanto era su única opción para botar ese sentimiento que llevaban por dentro.
“Era un excelente hombre, trabajador, madrugador”, así lo describió José Luis Urritia, compañero de trabajo desde hace siete años.
“Eso es a diario que a uno de nosotros lo roban, bien sea que estén en una parada y hasta las mujeres actúan porque sino son ellas directamente, piden una carrera a un sitio y ahí nos esperan”, narró el hombre en medio de la tristeza que lo embargaba.
Agregó que a cualquier hora se cometen los delitos, “el 20 era precavido, trabajaba temprano con clientes fijos y hasta máximo las 2:00 p.m., no salía de noche precisamente por precaución debido a la inseguridad”.
Aseguró que no denuncian ante los entes competentes “porque no hacen nada, ¿a quién le pide uno ayuda? ¿para qué denunciar? eso es perder el tiempo”.
Otro de los compañeros que no se quiso identificar, murmuró: “lo que da es tristeza que uno sale a buscar la comida y consigue es la muerte”.
