El mundo de la cristiandad, en su afán por llenar los recintos de personas para obtener los beneficios que eso trae, no escatima tomar acciones que les lleve a alcanzar sus objetivos. Sin embargo, no se detienen a considerar si sus decisiones van en paralelo a lo que Dios indica en las Sagradas Escrituras.
Nos referimos a la ordenación de las mujeres como pastoras. En nuestra humilde opinión, queremos decir, que el enemigo de Dios y de su evangelio es bien inteligente y usa las inquietudes sinceras de los cristianos para estorbar la obra de Salvación. La idea no es asumir una posición sexista en las iglesias, tampoco menospreciar el talento que Dios a ha dado a nuestras damas y menos provocar un cisma. Solo queremos ubicarnos en un “escrito está”, que nos haga aceptos delante de los ojos de Dios. Como debe ser.
Realmente no podemos negar que los tiempos han cambiado en comparación cuando Jesús estuvo en esta tierra. Y esa es una de las razones que los nuevos intérpretes del Evangelio arguyen para proceder a esta ordenación. Argumentan que es una necesidad de los tiempos modernos para poder acceder a la voluntad de seguir a Cristo de vastos sectores de la humanidad. Pero eso no guarda relación con la decisión de Dios no ordenar a estos valiosos personajes y ungirlas para el ministerio pastoral. Desde el Génesis hasta el Apocalipsis, no se encuentra, ni siquiera un leve indicio firme y claro, donde Dios asome la posibilidad de dar el privilegio de ser sacerdote, pastora u obispo, a una mujer.
Preguntamos. ¿Es que acaso Dios no conocía el futuro que es ahora? ¿Es que Dios no sabía de la crisis de apatía y desinterés que se iba a desarrollar en esta época por parte de hombres no consagrados? Si Dios hubiese visto la necesidad de ordenar a la mujer en este ministerio lo hubiese hecho desde la fundación del mundo. Y Dios no cambia. “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”Sant.1:17. Esa es razón suficiente para no compartir esta idea. ¿Si sabemos, afirmamos y predicamos que Dios es Omnipotente, Omnisciente y Omnipresente, porqué dudar de las decisiones que tomara al principio y que obviamente sean válidas para ahora?
Textos muy puntuales como este, por ejemplo, son constantes a lo largo y ancho de toda la Biblia. Vean “Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea.
Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar;
no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro;
que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad
(pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?);
no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo.
También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.”1Tim.3:1-10.
Creemos, que cuando Dios no abre ninguna posibilidad para proceder con un acto como el mundo de la cristiandad se empeña en realizar, esto es evidencia clara, concisa y contundente que no lo aprueba.