“Justicia no puedo pedir, porque fueron ellos mismos”, expresa Geraldine Rivas, pareja de Pedro José Guillamón Silva, de 28 años de edad, quien fue ajusticiado por con más diez impactos en la vía hacia Caseteja, al este de la ciudad.
La dama se le observan grandes ojeras y en su rostro se refleja la tristeza, ha llorado mucho. Muestra impotencia al contar que a eso de las 3:30 de la madrugada del viernes tocaron la puerta de su casa, ubicada en la invasión la Bendición de Dios, ubicada detrás de Yucatán, al norte de la ciudad. Rivas le avisó a su pareja, quien despertó en ropa interior y se puso una toalla marrón alrededor para cubrirse.
Al abrir vio a varios hombres fuera de su casa y dos camionetas nuevas estacionadas, una de ellas gris. Dos entraron a la morada con armas en manos, estaban vestidos de civil, cargaban chalecos antibalas y sus armas. Se identificaron como funcionarios de la Guardia Nacional, dijeron que se trataba de un allanamiento, pero no revisaron nada.
Guillamón Silva, agarró una franela de rayas rojas, azul y blanco y se la puso, al igual que los zapatos beige, salió en paño y fue esposado.
Uno de los supuestos funcionarios le dijo a Rivas, que le pasara un pantalón y así lo hizo. La dama asustada preguntó para dónde se lo llevaban y ellos contestaron que para el GAES.
No distinguió rostro alguno, ni tampoco vehículo, pues entre el susto y la zona que no tiene alumbrado, fue imposible percatarse de la situación.
Desesperada
Rivas esperó que amaneciera y se fue a varias comisarías y puestos de la Guardia Nacional a buscarlos. Llegó hasta la sede de Homicidios en la mañana, pero nada que dio con su pareja. La angustia comenzó a crecer, pero no paró de buscar. A las 7:30 de la noche regresó a la sede de Homicidios del Cicpc y allí le informaron sobre el hallazgo que se hizo en horas de la tarde en la vía a Caseteja y que la víctima estaba sin ser identificada. Le preguntaron si estaba dispuestas a ver unas fotos del cadáver, a lo que la dama accedió y al verla lo identifico.
Era su amado a quien habían asesinado con más de diez impactos entre el rostro y el cuello. Al saber la terrible noticia avisó a sus seres queridos.
Hasta el Día de las Madres
Ana Silva, es la madre de Guillemón Silva, la última vez que estuvo con él, fue el Día de las Madres, cuando el joven fue hasta Yaritagua y compartieron.
Ella comenta que es el menor de dos hermanos, natural del estado Yaracuy, pero residía en calle 32 entre carreras 25 y 26 de Barquisimeto. Desde hace siete meses se fue con su actual pareja.
Padre de una niña de 7 años y un bebé de año y medio. Precisamente su nombre es el que tenía tatuado en el estómago del lado derecho y el otro nombre tatuado, que decía Eva, que tenía una fecha, era su abuela.
La señora Silva con sus ojos llenos de lágrimas no podía creer lo sucedido, solo señaló que se lo dejaba en manos de la justicia Divina.
Aseguró que su hijo se ganaba la vida como obrero.
Tenía prontuario
Según las páginas del Tribunal Supremo de Justicia, Guillemón Silva tiene antecedentes por lesiones de junio del 2009 y de diciembre de 2010 por droga.
Además en enero del presente año fue ingresado a la emergencia del Hospital Central Antonio María Pineda, con un balazo en el pecho, en la oreja del lado derecho, en el muslo y pie izquierdo. En esa oportunidad fue conseguido por funcionarios de la Guardia Nacional en horas de la madrugada en la calle 13 con avenida Venezuela, quienes le prestaron apoyo. Guillemón Silva aseguró en ese momento que se había resistido al robo.
Rivas manifiesta que en los siete meses que estuvo con él, no vio nada extraño, ni conductas delictivas, tampoco recibió amenazas o extorsiones por parte de efectivos, por eso es que no entiende lo sucedido.
Funcionarios del Cicpc investigan el caso.