Lionel Messi una vez más fue magistral, una vez más se fue sin marcar. El astro argentino condujo la masacre 6-1 sobre Paraguay en la Copa América participando en todas las jugadas de gol, pero sin suerte propia en la red.
¿Por qué en el Barcelona sí y con la selección no? Se preguntan todos y él también.
Porque después liderar la conquista culé de la Liga de España, la Copa del Rey y la Liga de Campeones de Europa, se esperaba en Chile-2015 a un Messi “extraterrestre».
Regates, pases maravillosos, pero el gol nada que llegó.
De los 46 goles que Messi tiene con la selección, tres fueron contra Paraguay: dos en las eliminatorias al Mundial de Brasil-2014, uno en Córdoba y otro en Asunción, y luego el penal que cobró en el primer partido de la fase de grupos de esta Copa América, que terminó empatado 2-2. El último chance de anotar será en la final frente a Chile en el Estadio Nacional de Santiago.
Primer tiempo
En el túnel, antes de comenzar las acciones, Messi llegó tranquilo, serio y saludó a sus compañeros, al capitán guaraní Roque Santa Cruz y al portero rival Justo Villar antes de entrar en la formación, sólo rompe el semblante serio para saludar a una dama que se le acercó. Un breve hola, le ofreció para volver a la fila.
Sonó el silbato de Sandro Ricci y se queda en el medio del campo, esperando como siempre el momento para salir a buscar el gol. Sergio Agüero se adelantaba más dentro del área.
Vino el gol de Marcos Rojo (15) con un centro de Messi a la altura del punto penal, que el lateral supo aprovechar empujándola en medio de una confusión con la zaga paraguaya, que no supo despejar el balón.
El segundo tanto llegó también a través de la ‘pulga’, que en el mediocampo se la pidió a Pablo Zabaleta, aceleró de manera impresionante y desde fuera del área la centra de nuevo a Pastore, que la metió en el arco con un tiro rastrero.
Messi asistía el segundo, pero seguía sin goles en el partido. El abrazo del ‘Mago’ le bastaba por el momento.
“¡Messi, Messi!», escuchó desde la tribuna.
Una oportunidad le llegó con una falta a los 38, que cobró muy alto, superando la barrera y también el arco de Villar. Las manos en el rostro dejaba en evidencia su frustración.
El descuento de su compatriota nacionalizado paraguayo Lucas Barrios lo vio desde en la mitad de la cancha sin inmutarse.
Segundo tiempo
Lo que hablaron en el vestuario se quedó allí, pero antes de entrar en el campo, el capitán formó un círculo con sus compañeros, se dieron una última palabra de apoyo, una arenga, una palmada y al campo.
Y no había terminado de sonar el silbato de Ricci cuando llegaba el tercero en los pies de Ángel di María, asistido magistralmente por Pastore.
Lucas Bigglia recuperó el balón en su propia área, se la pasó a Messi y Messi al centrocampista del PSG para encaminar otro en la cuenta del conjunto albiceleste.
La batuta estaba en las manos de Messi, que comenzó la jugada del cuarto gol con unas de esas salidas eléctricas, en las que superó y dejó a Pablo Aguilar y Bruno Valdez en el piso. Un pase a Pastore que no se la devuelve, aunque estaba solo, pero que aprovecha Di María para anotarse el segundo de la noche.
Pastore se reivindicó después devolviéndole el balón en el área a una jugada que Messi comenzó, saltando defensas, pero que no pudo rematar, se enredó.
Messi habilitó a Di María para que diera el centro que el Kun cabeceó para poner el quinto en el marcador. Y salió el Agüero por Gonzalo Higuaín, que también anotó.
En esa Messi de nuevo la sirvió para que el ‘Pipita’ disparara un misil.
El público chileno quedó en silencio, nervioso por lo que le toca enfrentar a la ‘Roja’ el sábado. ¿Será esa la noche albiceleste de Messi?