Pensar – La nacionalidad venezolana (1/2)

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Hace unos años, un candidato presidencial, haciendo manipulación y parcialización hacia un proyecto originado en una región del país, utilizó como consigna de su campaña “Carabobo, donde nació Venezuela”. A lo que estamos obligados a señalar que los procesos históricos carecen de padres y de partida de nacimiento, sin duda, el 24 de junio de 1821 representó la “gran contienda” que luego, en 1823 con la Batalla Naval del Lago de Maracaibo conllevó a la salida definitiva de los españoles y que permitirían en 1830 la constitución definitiva del Estado Venezolano.

El surgimiento del Estado-Nación en Venezuela tiene sus antecedentes jurídicos en la Primera República de 1811, pero la formación de la nacionalidad venezolana es mucho más antigua. La nacionalidad venezolana tiene sus antecedentes más remotos en nuestras milenarias culturas aborígenes, en el proceso de colonización europea de más de tres siglos, en la inmigración de culturas africanas y en definitiva en los casi doscientos años como república independiente. Entre la riqueza y heterogeneidad de nuestras culturas aborígenes, las contradicciones y violencia del proceso colonizador, entre la sumisión y la rebeldía de nuestros aborígenes y pobladores negros, en la religión y la cultura europea, en sus universidades, en la efervescencia política del siglo XIX, en la estructura rentística del siglo XX, en fin en todos estos acontecimientos se fue constituyendo nuestra nacionalidad, nuestro sentido de pertenencia a una tierra, a una lengua, a una historia común, es decir, nuestra identidad.

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La nacionalidad a igual que la identidad son procesos que no podemos afirmar haberse constituido antes de 1498, puesto que no existía nada que nos identificara como nación ni mucho menos con el nombre de Venezuela, ni siquiera aún en la etapa posterior cuando se introduce el componente cultural español y africano se consolida un sentimiento de unidad. La división política administrativa y la dependencia de los territorios que hoy forman el Estado venezolano con respecto a dos Virreinatos distintos, el de Nueva Granada y Santo Domingo, y la debilidad de las comunicaciones imposibilitaron este sentido de pertenencia a una misma patria (tierra), a una misma nación (cultura). Es innegable el papel político que representó la Capitanía General de Venezuela en 1777 para dar sustentación política a la unidad territorial que hoy conforma el Estado Venezolano. Pero la conformación de una cultura nacional, de una identidad y nacionalidad venezolana no se detuvo allí, ni se detendrá, puesto que no es un proceso estático. Continuará…

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