Considerados un símbolo de la alta sociedad, los habanos se han convertido en unos de los objetos más elegantes del placer y sufrimiento del ser humano. Formas, regiones de producción y técnicas para fumarlos, todo esto le contaremos sobre el mundo elegante y humeante del tabaco
Los primeros registros del tabaco, surgieron de las observaciones de Cristóbal Colon en sus viajes al Nuevo Mundo, en las que se describe como los nativos fumaban y masticaban la hoja de tabaco en sus ceremonias. Desde que el explorador trajo algunas hojas a Europa, causó una sensación de asombro con este tipo de hoja. Tan grande era la popularidad, que de manera casi inmediata se creó una cultura de fumar tabaco que aún persiste, a pesar de algunas objeciones por parte del clero.
No fue sino hasta el siglo XIX, en el que el tabaco se convirtió en el mayor producto de exportación del mundo, gracias a la producción de un tipo de cigarro llamado habano, surgido en la isla de Cuba. Ya para el año 1859 había acerca de 10.000 vegas y unas 1.300 fábricas.
Calidad y producción
Se dice que la calidad de un habano se da por cuatro factores: clima, suelo, experiencia de los campesinos y torcedores, y las variedades del tipo de tabaco cubano.
Las hojas del este se cosechan y se envejecen usando un proceso que combina el uso de calor y sombra para reducir el azúcar y el contenido de agua en las hojas grandes, sin llegar a podrirse. La primera parte del proceso, llamado curado, toma entre 25 y 45 días y varía en función sustancial de las condiciones climáticas, así como la construcción de cobertizos o graneros utilizados para almacenar el tabaco cosechado. La segunda parte del proceso, llamado fermentación, se lleva a cabo en condiciones diseñadas para ayudar a la hoja a secarse lentamente. La temperatura y humedad se controlan para asegurar que la hoja se fermente, sin llegar a su descomposición o desintegración. Aquí es donde el sabor, la quema y las características de aroma se dan principalmente en la hoja.
Una vez que las hojas han envejecido correctamente, se clasifican para su uso como relleno o envoltura en base a su apariencia y calidad general. Durante este proceso, las hojas son continuamente humedecidas y manipuladas con cuidado para asegurar que cada hoja se utilice mejor en función de sus cualidades individuales. La hoja se seguirá embalando y será inspeccionada varias veces a medida que continúa su ciclo de envejecimiento. Cuando la hoja ha madurado de acuerdo con las especificaciones del fabricante, será utilizada para la fabricación del habano.
Alcance no tan cercano
Al ser un objeto de lujo, la disponibilidad del habano en el mercado está limitada a un público más exclusivo debido a tres factores: 1. El precio; la mayoría de las marcas de habanos como Montecristo, llegan a costar más de 300 dólares. 2. Como el habano es un producto artesanal, es muy delicado, porque estos son muy sensibles a cambios drásticos de humedad y deben ser almacenados en un aparato llamado deshumidificador. 3. El público; debido al primer factor, la mayoría de los consumidores son miembros de la clase alta que tienen acceso a habanos de buena calidad, mientras que los de menor calidad, son consumidos por la clase media, media baja y baja. Por lo que hay una gran brecha de clientes.