Es cierto, en el mar la vida es más sabrosa, pero no es mala idea que de vez en cuando cambiemos los destinos playeros por unas vacaciones invernales, pues más allá de nuestras narices hay todo un mundo que espera ser explorado y que nos ofrece ciudades cubiertas por el blanco manto de la nieve, bebidas calentitas que le devuelven el alma al cuerpo, paisajes helados pero hermosos y gente cuya calidez contrarresta las inclemencias del frío
Para la gran mayoría de las personas, las vacaciones son sinónimo de playa, sol y arena, días de cielos despejados y altas temperaturas, paisajes de espléndido clima, cocteles exóticos y ropa ligera. Sin embargo, hay quienes se sienten atraídos por las bajas temperaturas y sueñan con pasar las temporadas libres descansando en la helada cima de una montaña, esquiando en cuestas nevadas, conversando alrededor de una chimenea y paseando por calles enigmáticas que esconden, bajo densas capas de hielo, historias maravillosas.
Pensando en esas personas que prefieren el frío, que sueñan con hacer angelitos en la nieve o que simplemente desean vivir la experiencia de unas vacaciones diferentes, hemos preparado una lista de lugares europeos con inviernos tan fascinantes y atractivos que logran encantar a miles de visitantes de diferentes partes del planeta, ciudades que se convierten en un verdadero espectáculo cuando el termómetro comienza a descender.
“En los lugares más nórdicos, el cielo se viste de fiesta para regalar los más impresionantes espectáculos de colores, haciendo una suerte de techo de múltiples tonos que sorprende a propios y visitantes, brindándoles una vista inigualable, mágica e inolvidable”
“Entre los viajeros asiduos, hay un dicho que reza que no existe el mal tiempo sino la ropa inadecuada, y quienes han tenido la dicha de disfrutar del invierno europeo, corroboran este famoso refrán asegurando que por muy inclemente que parezca el clima, no hay nada que un buen abrigo no pueda solventar”
Reikiavik
Por ser una de las ciudades más seguras y limpias del mundo, la capital de Islandia se ha ganado un puesto de honor en la lista de preferencias de los turistas, sobre todo de aquellos a los que no les molesta para nada el frío, sino que por el contrario son amantes de las actividades invernales, pues dicen que cuando la nieve cae sobre ella, Reikiavik se convierte en la meca de la diversión.
Su nombre significa “bahía humeante” y su invierno es uno de los más atractivos del globo, ya que ofrece una agenda inusual en la que se tiene la posibilidad de escoger entre bañarse en aguas termales, caminar sobre la falla terrestre que divide Europa y América del Norte atravesando el puente que une los dos continentes, observar en la distancia las hermosas luces de la Imagine Peace Tower (el monumento que Yoko Ono le dedicó a su amado John Lennon), o regalarle a los ojos el privilegio de presenciar la aparición de una espectacular aurora boreal.
Praga
Sin duda alguna, la capital de la República Checa es una ciudad sumamente romántica, divertida y hermosa que, al cubrirse de nieve, se torna aún más interesante. Visitarla, es recorrer las calles de un lugar que nació como resultado de la armónica interacción entre 5 ciudades que aportaron sus encantos, culturas, tradiciones e historias para convertir a Praga en una suerte de tesoro escondido en el corazón de la vieja Europa, una obra de arte que maravilla hasta al más curtido de los turistas.
Entre sus atractivos se encuentran la Catedral de San Vito, un gran ejemplo de arquitectura gótica, el mundialmente famosos Reloj Astronómico de la época medieval y el Resort Aldroy – Vitkovice, el cual está a 733 metros de altura y, aunque no está ubicado propiamente en Praga, resulta una escapada fabulosa e imperdible para quienes están de paseo por la zona sin límites de tiempo, pues allí tanto novatos como expertos podrán disfrutar del inusual esquí nocturno.
Chamonix
A nosotros, los de habla hispana, quizás el nombre nos pueda parecer un tanto chistoso, pero para los franceses, este pequeño pueblo de montaña representa el lugar ideal para escapar del estrés y la locura de las grandes ciudades. Está situado en los Alpes, a los pies del Mont – Blanc, cerca de la frontera entre Suiza e Italia y su turismo de invierno es uno de los más famosos del mundo, sobre todo por tener pequeñas e improvisadas pistas de esquí justo al lado de las casas y hoteles, lo que facilita la práctica de esta divertida actividad.
Además de eso, ofrece un abanico de opciones bastante variado, el cual le permite a los turistas comer en pequeños restaurantes donde preparan las exquisiteces típicas del lugar, disfrutar de una bebida caliente y un rico postre en alguna de sus acogedoras cafeterías, pasar una noche diferente y divertida en sus locales nocturnos, comprar ropa moderna, souvenirs y antigüedades o practicar deportes de aventura al aire libre.
Laponia
Esta región geográfica de Europa, está dividida entre Noruega, Rusia, Suecia y Finlandia, limita al norte con el océano Ártico, al oeste con el mar de Noruega y al este con el mar de Barents. Su extrema latitud norteña, por encima del círculo polar ártico, le regala a la parte sueca la bendición de tener fenómenos de luces celestiales realmente espectaculares, los cuales atraen a miles de turistas provenientes de cualquier lugar del mundo.
No hay ningún sitio sobre la faz de la tierra que se compare con la Laponia sueca, pues allí se puede disfrutar de la exquisita estadía que ofrece el Ice Hotel, sentarse alrededor de una fogata tomando una bebida caliente, tener un día de aventura extrema sobre un trineo halado por perros, deleitar al paladar con los deliciosos sabores característicos de la región y maravillar la vista contemplando una hermosa aurora boreal desde el Aurora Sky Station.
Edimburgo
En la capital de Escocia, la temporada de invierno viene cargada de fiestas y celebraciones, empezando con la inusual y divertida llegada de Santa Claus, quien aparece durante la Navidad con su Desfile de Linternas y una gran variedad de cuentos para narrarles a grandes y chicos. Luego, el año nuevo llega por todo lo alto de la mano del Hogmanay, la mejor manera de festejar la Nochevieja y en la que se acostumbra que las visitas aparezcan después de medianoche con un trozo de carbón para atraer a la buena suerte.
Además de disfrutar de esas maravillosas costumbres, les recomendamos planificar un paseo para conocer el empedrado casco antiguo de Edimburgo y caminar a través de su famosa Milla Dorada, una avenida que conecta al castillo con el palacio de Holyroodhouse. Para finalizar la aventura, pueden subir hasta la Silla de Arturo, un sendero de fácil ascenso desde cuya cúspide disfrutarán de una espectacular vista panorámica de la ciudad.