Las compras nerviosas, las colas, la escasez, son factores que forman parte del día a día del venezolano. Satisfacer las necesidades básicas de los miembros de la familia, se ha convertido en una odisea cada vez más difícil. Los padres de niños pequeños se ven afectados no sólo por la escasez de pañales. Hoy en día, la leche de fórmula infantil se ha unido a la creciente lista de productos desparecidos de los anaqueles.
elimpulso.com realizó un recorrido por varias farmacias del este de Barquisimeto, donde trabajadores señalan tener uno, dos, tres meses y más, sin recibir este alimento indispensable para lactantes. Cuando llega, suele ser poca: entre 12 y 24 potes por farmacia, cantidades insuficientes para cubrir la demanda.
En las farmacias del centro de Barquisimeto, la situación es similar. Los trabajadores no saben cuándo podría llegar este producto, pues los proveedores afirman no tener existencia en sus almacenes.
La leche deslactosada y la leche de soya, tampoco se consiguen, lo que genera preocupación entre padres cuyos bebés necesitan estos productos especiales. En una farmacia del centro, trabajadores aseguran que algunos niños han presentado alergias y problemas estomacales, al tomar marcas o tipos de leche no adecuados para ellos.
Así, los padres larenses deben hacer un recorrido por varias farmacias y supermercados, esperando contar con la suerte de conseguir leche de fórmula. Un padre entrevistado afirma haber visitado unos treinta locales, sin éxito. Muchos recurren a las redes sociales, específicamente a páginas dedicadas al cambalache o trueque de productos, dónde pueden conseguir un pote de leche a cambio de champú, papel higiénico o harina. Esta es la realidad en la que crecen los niños venezolanos.