Uno de los grandes problemas que presentan las instituciones es que con el transcurrir del tiempo tienden a fosilizarse, a no aceptar los cambios requeridos e impuestos por la sociedad que está cambiando. Las universidades no escapan de ese problema y han sido muchos las casos donde ellas se han cerrado sobre sí mismas y han dejado de ser avanzadas del conocimiento para convertirse en trincheras de un conocimiento inútil. Esta situación fue evidente, por ejemplo, durante el paso de la edad media al renacimiento: los nuevos saberes no se desarrollaron en las universidades sino fuera de ellas. En ese entonces, las universidades se atrincheraron, con argumentos teológicos, en la defensa de una visión teocéntrica que no aceptaba el cambio ni ayudaba al cambio. Ya en tiempos modernos, ocurrió en las universidades alemanas cuando los nazis impusieron su visión de lo que debe ser una universidad y expulsaron a muchos sabios, vanguardia del conocimiento, porque eran judíos.
La razón de ser de las universidades es la captación, creación y difusión de los saberes más avanzados posibles, siemprecaminando adelantedel resto de la sociedad la cual es la poseedora de los saberes –y las ignorancias- convencionales.
Este desfase entre lo que están desarrollando las universidades y su uso por parte de la colectividad suele ser evidente en cuando las universidades siguen enseñando para una sociedad que está cambiando rápidamente y que requiere de nuevos saberes y destrezas. En este caso puede afirmarse, sin duda, que la universidad estará graduando estudiantes mal equipados para enfrentarse a situaciones que nadie les explicó. Es el caso, en general, de las universidades.
Este proceso obedece a muchas causas, pero es evidente que no comenzó con la llegada del chavismo al poder, pero sin duda, que este régimen ha acentuado su obsolescencia al atacarla despiadadamente, entre otras cosas, al ahogarla con un presupuesto cada vez más deficitario, con profesores que día a día ganan menos, al eliminar los incentivos para que talentos jóvenes sigan la carrera docente e impulsándolos a abandonar el país. Eventualmente, esta situación se corregirá con un cambio de régimen que devuelva la sensatez a la política universitaria.
Pero la sociedad no solo ha cambiado radicalmente durante los años del régimen chavista, sino que el esfuerzo de reconstrucción no puede estar orientado a reconstruir la sociedad que éramos antes de Chávez.Un salto hacia adelante será necesario y para ello vamos a necesitar una universidad con saberes diferentes a los que ha estado impartiendo hasta ahora. La universidad tendrá que acompañar –y liderizar- el esfuerzo de reconstrucción y esto requiere de cambios que la universidad ya debería estar discutiendo. A esto nos referiremos en la segunda parte.