La mujer que sobrevivió a un accidente aéreo y pasó cinco días en la selva colombiana antes de ser rescatada, dijo el jueves que lo que la mantuvo viva fue su afán por salvar a su bebé.
En las primeras declaraciones a la prensa, María Nelly Murillo dijo al canal local de televisión RCN que «tuve que bajar al río a tomar agua» para luego alimentar al niño y recordó desde su cama en un hospital que durante varios días gritó hasta el cansancio sin que nadie la escuchara.
Murillo y su hijo de menos de un año fueron rescatados el miércoles en el departamento de Chocó.
Acisclo Rentería, el rescatista que los encontró en medio de la selva, dijo en una entrevista telefónica con The Associated Press que «la verdad es que sí me considero un héroe».
En compañía de un par de socorristas, Rentería se internó en la selva para tratar de llegar al sitio del siniestro ocurrido el sábado y notó que la mujer había dejado huellas como pequeñas ramas. «Aquí va ella», pensó.
Luego vio que unas moscas rodeaban algo, se acercó con sus compañeros y escucharon una voz femenina que pedía auxilio.
Era Murillo en muy mal estado. Cuando vio a Rentería trató de pararse para abrazarlo. «Mami, mami, con calma que es la Cruz Roja Colombiana que te está rescatando», le dijo Rentería.
La mujer empezó a temblar y alcanzó a pedir agua. Rentería tomó al niño en sus brazos y se aseguró de que estuviera bien. Le limpió la boca, lo abrigó con su overol y no lo soltó hasta que llegaron a Quibdó, la capital de Chocó y a 305 kilómetros al noroeste de Bogotá.
Una media hora después del encuentro en la selva, y luego de los primeros auxilios, Murillo empezó a pedir comida.
Mientras las aeronaves de la Fuerza Aérea recogían al equipo de rescatistas, Murillo tuvo varias horas para contarle a Rentería qué había pasado. Le dijo que la avioneta traía un bulto de coco y unas 500 libras de pescado fresco y que ella terminó totalmente apretada en el interior del aparato.
Cuando la avioneta se fue a tierra quedó desorientada por el golpe, pero así y todo logró salir de la nave. De pronto notó que le faltaba su hijo y regresó por él. Antes de llevarlo a un riachuelo para bañarlo vio al piloto muerto.
La mujer empezó a caminar sin rumbo fijo. Una de las noches que pasó en la selva se encontró con un animal y decidió volver a la avioneta para conseguir un machete, matarlo y alimentarse. No pudo porque la noche la desorientó.
Terminado su relato, Murillo le dijo a Rentería que sólo quería estar con su hijo y su madre y le pidió que fuera el padrino del bebé. «El niño estaba tranquilito y va a ser mi ahijado. Ella me lo dijo en la selva: que yo iba a ser el padrino del niño», relató el rescatista.