La bandera confederada se mantenía en lo más alto de un asta de 9 metros a las afueras del Capitolio estatal de Carolina del Sur el miércoles, mientras los legisladores se preparaban para honrar a su querido colega, durante una exposición pública de su cuerpo en la sede del Congreso.
En otros lugares del país, varios líderes ya retiran el histórico pero divisivo símbolo. Por órdenes del gobernador de Alabama, Robert Bentley, se retiraron el miércoles cuatro estandartes confederados que formaban parte de un gran monumento a los soldados de la Confederación, ubicado a las afueras del Capitolio estatal.
No existe ley de Alabama que prohíba el retiro de una bandera por orden ejecutiva, señaló la portavoz de Bentley, quien dijo que las banderas eran una «distracción».
El asesinato del senador estatal, Clementa Pinckney, y otras ocho personas de raza negra que le dieron la bienvenida al tirador, un joven blanco, a su sesión de estudios bíblicos en una de las iglesias más antiguas del país, ha sido el catalizador para re evaluar los significados de los símbolos de la Guerra Civil.
Pero en Carolina del Sur, realizar cambios a los símbolos de la Guerra Civil, requieren de una súper mayoría de dos terceras partes en ambas cámaras. Incluso cuando los legisladores aprobaron un debate sobre el tema, pocos de ellos se arriesgaron a lanzar ataques en una semana en la que se realizan los funerales de las víctimas.
El ataúd abierto del pastor y senador estatal Clementa Pinckney estará expuesto al público el capitolio estatal durante cuatro horas el miércoles, indicaron trabajadores del lugar. Después de que los senadores aprobaran el martes celebrar un debate este verano sobre la retirada de la bandera, se reunieron torno al escritorio de Pinckney, aún cubierto de negro, y se inscribieron para hacer turnos de 30 minutos junto al cuerpo para que no estuviera solo.
Motivados por las palabras de la gobernadora, Nikki Haley, que pidió el día anterior llevar la bandera confederada a un museo, los parlamentarios de la Cámara de Representantes aprobaron la moción de celebrar un debate por 103 a 10, y el Senado la respaldó rápidamente con una votación oral. Después se introdujeron varias propuestas para retirar la insignia, aunque el debate podría celebrarse dentro de varias semanas.
La iniciativa en Carolina del Sur hizo que otros políticos en todo el sur del país pusieran en el punto de mira a la bandera, un símbolo histórico pero divisivo. La mayoría dijeron que el cambio es imperativo, después de que el sospechoso de asesinar a nueve feligreses negros apareciera en varias fotos enarbolando la bandera como un símbolo de odio.
Incluso en Citadel, la influyente academia militar de Carolina del Sur, cuyos cadetes realizaron los primeros disparos de la Guerra Civil, votaron a favor de retirar su bandera de la Confederación Naval de su lugar a las afueras de la capilla principal y colocarla en una ubicación más «apropiada» del campus.
Al igual que con cualquier otro símbolo histórico del estado, incluso ese movimiento requeriría que la legislación estatal alterara la Ley de Herencia que ha evitado que se retire o, incluso se descienda a media asta, la bandera confederada a las afueras de la sede del gobierno estatal.
Durante una protesta al exterior del Capitolio del Estado, el defensor de los derechos civiles, Kevin Gray, dijo que era hora de dejar de llamarle «víctimas» a las nueve personas que murieron dentro de la escuela Emanuel de Charleston. Dijo que eran mártires, y que en caso de que se retiren los símbolos confederados, sus muertes no habrán sido en vano.
El presidente de la cámara de representantes de Mississippi, Philip Gunn, pidió que se retirase el emblema confederado de la bandera del estado. En Tennessee, tanto demócratas como republicanos dijeron que el busto del general confederado y líder del Ku Klux Klan Nathan Bedford Forrest debía retirarse del Senado. El gobernador de Virginia, Terry McAuliffe, expresó su deseo de sustituir las placas de autos con banderas confederadas en el estado.
El líder de la mayoría en el Senado de Estados Unidos, Mitch McConnell, se sumó al candidato republicano a gobernador de Kentucky, Matt Bevin, al pedir que se retire del salón del capitolio estatal la estatua del presidente confederado Jefferson Davis.
Las grandes empresas también tomaron acción: Wal-Mart, eBay y Sears Holding Corp. anunciaron que ya no venderían mercancía que muestre la bandera confederada, a la que e-Bay llamó «un símbolo contemporáneo de división y racismo».
Muy pocos salieron en defensa de la bandera, aunque algunos dijeron que se guardaban los discursos para lo que promete ser un caldeado debate este verano.
El congresista republicano Jonathon Hill, en su primera legislatura, dijo que la bandera es historia y ondea con todo el derecho sobre un monumento dedicado a los soldados confederados caídos. Además, señaló que tratar el asunto tan pronto es una falta de respeto hacia las familias de las víctimas.
«El racismo se derrotará con amor y perdón. No se derrotará con política y desde luego no con más odio», afirmó Hill, de Townville. «Dylann Roof quería una guerra racial y creo que esto tiene el potencial de comenzar una, en el sentido de que es una cuestión muy divisiva», dijo en referencia al sospechoso del tiroteo. «Creo que muy bien podría ponerse feo».
Roof, que se enfrenta a cargos de asesinato y relacionados con armas por el ataque contra la iglesia, había posado en fotografías con banderas confederadas y quemando o mancillando banderas de Estados Unidos. Le dijo a un amigo que pensaba hacer algo «por la raza blanca».
La batalla confederada se colocó sobre el capitolio del estado en 1961 en el centenario del comienzo de la Guerra Civil, y los legisladores decidieron mantenerla allí en 1962 tras una iniciativa de grupos de derechos civiles. Tras protestas masivas, en 2000 se trasladó a un mástil al aire libre junto a un monumento confederado en el complejo legislativo.
El jueves por la mañana se instalará otra capilla ardiente por Pinckney en la iglesia episcopal metodista africana de St. John, en el distrito donde obtuvo su escaño de senador, y el jueves por la noche en la iglesia de Emanuel, de la que era pastor y donde fue asesinado. Está previsto que el presidente, Barack Obama, pronuncie la elegía en el funeral de Pinckney en el College of Charleston el viernes por la mañana.