Ésta frase nació de un juego de palabras que surgió dentro de una conversación con un gran amigo, todos andamos en nuestras luchas y hablábamos de la disposición que se necesita para empezar cualquier régimen que requiera de cambios, algunos de ellos un tanto drásticos.
Por ejemplo:
- Debemos establecer una rutina que se nos haga cómoda. Rutina –sobre todo a la hora de entrenar y alimentarnos bien- se refiere a tener disciplina, a ser constante con nuestros objetivos a corto plazo para a mediano y largo plazo alcancemos la meta que nos hemos propuesto.
Si lo tuyo es entrenar al aire libre te puedes acercar a al Paseo Iribarren o al Parque del Este, y si te gusta entrenar en la mañana, organízate y prepara tu desayuno la noche anterior y así ganas tiempo en la mañana, deja tu ropa de trabajo seleccionada y a la mano, si tienes que dormir con la ropa de entrenar puesta HAZLO, despiértate una hora antes de lo acostumbrado y la inviertes en tu entrenamiento. Recuerda es mejor comer algo antes de entrenar también, una fruta siempre es buena solución, evita entrenar en ayunas.
Si te gusta entrenar en las tardes, organiza un bolso con todo lo que utilizas para entrenar, busca que tu sitio para ejercitarte sea de cómodo acceso para ti, si buscas un sitio que sea lejos de tu trabajo o de tu casa esto va a hacer tu entrenamiento sea más tedioso y se te va a hacer mucho más fácil romper con la rutina.
- Debemos respetar nuestras horas de sueño porque al dormir es cuando el cuerpo se encarga de reparar los tejidos
- Dormir 8 horas preferiblemente de 10 a 6 o de 9 a 5 siempre va a dar mejores resultados
- Hacer 3 comidas y dos meriendas es lo más recomendable
- Desayuno, merienda, almuerzo, merienda y cena
- Debemos seleccionar bien los alimentos que ingerimos
Evita los carbohidratos simples (harinas) y las grasas saturadas (tocineta y margarina). Mantén siempre una porción de proteína en tus comidas para reparar los tejidos y mientras menos procesados mejor.