Al maestro Leonardo Panigada la música lo hizo volver. Tenía veinte años radicado en Estados Unidos, sin embargo, todo lo que ocurre con El Sistema de Orquestas lo atrajo como un imán.
Este miembro fundador del primer núcleo en una provincia (Barquisimeto), recibió una llamada del maestro José Antonio Abreu y, sin dudarlo, regresó a Caracas para cristalizar unos proyectos académicos del visionario Abreu.
“Al llegar a cierta edad uno sólo debe hacer lo que desea hacer. El trabajo con la juventud es lo que más me ha gustado”, expresó el director, quien pronto cumplirá dos años de su venida.
Panigada, caracterizado por una acentuada afabilidad, recordó con evidente nostalgia sus inicios, al tiempo que se emocionaba por los alcances de El Sistema.
“En la Universidad de Indiana tenía mi grupo de música barroca, compuesto por profesionales y aprendices pero, no es lo mismo y frente a la oportunidad de venir a Venezuela para trabajar en este proyecto me dije: Bueno vamos a probar un rato, de repente esto pueda ser el resto de mi profesión”.
-¿Cuál es su apreciación de El Sistema, considerando sus inicios y lo que representa actualmente?
-Estoy gratamente sorprendido, era lo que debía pasar. El Sistema se diseñó para ser un proyecto multiplicador y eso viene ocurriendo desde que comenzó la Orquesta Juvenil de Barquisimeto, apenas un grupo pequeño con el cual ensayaba hasta que se creó la Juvenil de Lara con más de 100 personas. Después de eso los núcleos se multiplicaron. Hubo una buena base.
Aunque nosotros no teníamos muy claro el futuro, el maestro Abreu sí estaba seguro de lo que hoy existe. Se materializó un mecanismo de enseñanza completamente distinto, basado en la emoción y en el apetito que puedes suscitar en el joven hacia la música clásica.
Ese entusiasmo pasó de boca en boca, produjo una explosión, algo masivo. La metodología tradicional de enseñanza es muy árida.
El maestro Abreu creó una red de músicos jóvenes y maestros en distintas partes y nos unió a todos, nos cedió responsabilidades, ese grupo de gente que el maestro Abreu juntó, creó los primeros núcleos.
-¿Fue difícil transformar esa metodología?
-Fue duro porque siempre ha habido una especie de desdén hacia la orquesta, como si perjudicara la técnica. Nosotros creemos lo contrario: la orquesta, los coros, los ensambles, refuerzan la técnica.
Claro, tiene que existir la clase individual. La exploración de la técnica se hace mejor en grupo que individualmente.
-Se dice que hay un antes y un después de Dudamel…
-Gustavo es un agente de desarrollo, él aplicó los principios que todos conocemos. Sin duda es un modelo a seguir para los jóvenes. Lo que pasa es que Gustavo es muy exigente pero a su vez genera una atmósfera humana indescriptible.
El manejo que hace de los colores, los balances, tiene una memoria extraordinaria, es un genio que creó un nuevo aire, lo adaptó a estos tiempos modernos. El vio cosas que nosotros no vimos. Claro que hay un antes y un después.
-¿Cuánto le ha aportado Lara a El Sistema?
-Mucho. Lara es el estado que más núcleos tuvo al principio. En los años 70, el estado que más módulos creó y en poco tiempo fue Lara. Aquí surgió la primera orquesta semi profesional del país; sirvió de modelo para las demás regiones.
Es uno de los estados con mayor nivel musical. Antes de existir el Conservatorio Vicente Emilio Sojo nosotros fundamos el Conservatorio Jacinto Lara, donde nació la Orquesta Sinfónica de Lara, que también sirvió de modelo a los conservatorios regionales.
Lara ha dado instrumentistas y directores reconocidos en el mundo, así que el aporte ha sido inmenso. Se creó una suerte de institucionalidad y desarrollo local que hoy es referencia.
-¿Cree que El Sistema es perfecto?
-Nada lo es, primeramente hay que entender que se trata de un movimiento con estrategias definidas, que promociona la música en la sociedad, en la comunidad, le abrió las puertas de la música a los niños.
El Sistema es un ecualizador, el nivel social no tiene importancia. Todos estamos haciendo música. La música está por encima de nosotros.
-¿Cuál es su opinión de que algunos núcleos todavía no tengan sede propia, incluso en Barquisimeto seguimos a la espera del Centro de Acción Social para la Música?
-Esto ha crecido muy rápido. El Sistema también adolece de los problemas de ese crecimiento desproporcionado y extraordinario. ¿Qué podemos hacer? ¿Pararlo? Es cierto que hay que estar al día con esa carrera, pero eso a veces es difícil.
Algunos gobiernos regionales son más conscientes que otros, también es posible que no tengan recursos, otras veces no son suficientes los recursos. Eso irá con el tiempo.
-¿El mayor aporte de El Sistema al mundo?
-El maestro Abreu nos hizo descubrir un nuevo concepto de educación, no sólo en beneficio de la música.
La realidad es que El Sistema no existe en ninguna otra parte del mundo. Incluso, pasarán años para que nosotros lo internalicemos.
En otras partes se ha tomado como ejemplo a El Sistema; claro, las condiciones de cada país son distintas. Lo importante es que hay una bandera que nació en Venezuela y expresa que hay una manera distinta de hacerlo.
-¿Qué lo impulsa a seguir trabajando por este proyecto y cuál considera es el compromiso de la generación de relevo?
-Me impulsa saber que esto sí es una verdadera revolución musical y social. El Sistema merece todo el apoyo del mundo. El compromiso de las nuevas generaciones es entender el programa y seguirlo desarrollando.
Hoy se trata de una cultura en la cual todos estamos inmersos y esto rueda solo, pero entender lo que sucede desde arriba es el reto del futuro, sobre todo ahora que le vendemos este proceso al mundo. Tienen que saber explicarle a otras culturas cómo se hizo y hace esto.
-La música venezolana se ha manifestado en las orquestas, ya no es solo la música clásica, ¿qué opina?
-El estudio de la música clásica te ayuda a comprender mejor lo nuestro. Hay aguinaldos tradicionales venezolanos con unas melodías y armonías preciosísimas, complejas y sencillas a la vez, casi mozartianas. Lo académico te lleva a respetar lo otro.
El arte va más allá de la música clásica, se trata de todo lo que es estético. Estudiar música me enseñó a querer la música venezolana, a apreciarla, a valorarla. La música folclórica venezolana tiene unos valores antropológicos extraordinarios.
Por todo eso escuchamos una Cantata Criolla sonando en las orquestas. Hay jóvenes tocando música folclórica y venezolana con un nivel extraordinario, es decir, se ha renovado el mundo de la música popular.
¿Cómo suena?
-¿Cómo define la música?
-La música es un oasis. Es un elemento de formación moral, como aseguraron los griegos, ellos plantearon que la música es uno de los elementos principales para formar al ciudadano; genera emociones internas y organizadas, te afecta el movimiento.
Nosotros estamos angustiados y escuchamos algo para calmarnos. La música está tan en todas partes que no nos damos cuenta. Hay tipos de música que ayudan a desarrollar al ser humano, a su civilidad.
La música ayuda a la concentración, es parte esencial de la formación del hombre, de su sensibilidad.
-El país, ¿cómo le suena?
-Digamos que está en una séptima disminuida, es decir, un acorde formado por terceras menores. Es un acorde muy tenso. El disminuido es el que tiene la mayor tensión de todos, a la vez, cada nota abre la posibilidad de asumir una tonalidad distinta.
-Si Venezuela fuese una orquesta, ¿qué obra dirigiría y por qué?
-La Novena Sinfonía de Beethoven. El primer movimiento es la búsqueda de la virtud a pesar de la tragedia humana. El segundo movimiento dice que nos podemos divertir, pero manteniendo la integridad.
El tercer movimiento reza que nos debemos someter al amor supremo, por encima del amor terráqueo y el cuarto dice que hay un Dios detrás de las estrellas, que nos ama a todos por igual y por eso, debemos cantarle a la alegría que eso nos produce.
Concierto
Panigada dirigirá la Orquesta Sinfónica Juvenil de Lara el próximo viernes 26 de junio. La cita será a las 7:00 de la noche en el Hotel Príncipe.
El repertorio contempla el concierto para violín y orquesta de Tchaikovsky y la La Sinfonía Nº 5 de Gustav Mahler.