La esposa del líder político Leopoldo López, Lilian Tintori, denunció que la fiscal general de la República, Luisa Ortega, incumplió la promesa de permitir la presencia del médico personal del preso político, en el examen que le practicarían este viernes médicos de la institución.
Afirmó desconocer el estado de salud de su esposo, pues una vez que llegaron a la prisión mirandina no les permitieron el acceso.
«Estoy con el médico de confianza en la parte de afuera de Ramo Verde porque nos lo dejan pasar para estar presentes cuando le hagan los exámenes», dijo en declaraciones al circuito Unión Radio.
La situación ocurrió pocas horas después de que Tintori fuese recibida por Ortega en su despacho y esta prometiera que enviaría a una comisión encabezada por la fiscal 32° nacional, Dusay Dueñas, y funcionarios de la División Médico Forense del Ministerio Público a constatar el estado de López. A cambio, Tintori se comprometió a interceder ante su esposo para que permitiera la atención.
Sin embargo, «pasaron los médicos del MP pero a nosotros nos dejaron afuera. Leopoldo no se va a dejar atender por médicos que no sean de su confianza», refirió.
Advirtió sobre la gravedad de la situación, dado el prolongado ayuno al que se ha sometido el dirigente político y sus consecuencias.
«A Leopoldo no le han sacado la sangre, no se sabe cómo esta en 26 días. Esto es grave», advirtió.
La activista por los derechos humanos, destacó que durante la reunión, presentaron un informe sobre la situación actual de las más de 100 personas, entre ellas dirigentes políticos y jóvenes estudiantes, que mantienen una huelga de hambre como protesta pacífica por los derechos del pueblo venezolano.
Expusimos la situación actual de los huelguistas en todo el país, muchos de ellos han sido víctimas de abusos y aún así continuarán la huelga hasta que se cumpla con el petitorio”.
Abandona huelga
Carlos Suárez, estudiante de la UNY, abandonó la huelga de hambre iniciada hace ocho días, porque sufrió una fuerte descompensación.
El joven de 18 años, fue trasladado a un centro de salud y los médicos le recomendaron renunciar a la protesta extrema: sus riñones estaban a punto de paralizarse.