De llegar este desenlace, 300 empleados directos podrían perder su sustento y quedarán silenciados 81 años de tradición periodística.
Así lo expresó este viernes la jefe de Redacción del rotativo regional, Carolina González.
«Quizás después del miércoles no estemos funcionando. Este periódico que fue fundado en democracia y sobrevivió dos dictaduras, hoy está a punto de cerrar en pleno siglo XXI, simplemente porque hay una política de cero tolerancia con la disidencia», manifestó.
Desde la sede del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa la periodista explicó que la situación de El Carabobeño viene de mal en peor desde el 23 de abril, cuando se acabó la existencia adquirida en la última compra que hicieron a la Corporación Maneiro, el 19 de marzo.
A partir de entonces, apelaron a la reserva de papel Electra que estaba destinada únicamente a la impresión de la revista Paréntesis y ediciones aniversario; también recortaron la paginación a 16 páginas (que se distribuyen en 50% información y 50% publicidad) y redujeron drásticamente el tiraje.
«Una de las cosas más dolorosas que tuvimos que hacer fue la eliminación del Suplemento Infantil, que circuló durante 38 años y fue el instrumento con el cual muchos niños de Carabobo, que hoy son adultos, aprendieron a leer y escribir», acotó González.
Intereses políticos en curso
Por otro lado, la jefe de Redacción del rotativo regional resaltó la singularidad del caso de El Carabobeño, en comparación con otros diarios regionales de línea crítica que han obtenido el apoyo de los gobiernos regionales, independiente de su tendencia política, cuando han estado a punto de dejar de circular por falta de papel.
«Pasó en Táchira, donde Vielma Mora se interesó por el caso de La Nación e intervino; pasó en Lara con EL IMPULSO con Henri Falcón e incluso el ex gobernador (Luis) Reyes Reyes, quien entendió que aunque de línea crítica, un diario de 110 años no podía desaparecer», expresó.
«En el caso de El Carabobeño la situación ha sido completamente distinta. Hemos visto el silencio del gobernador Francisco Ameliach desde que comenzó la situación. Y así ha permanecido aún cuando vecinos de la zona sur de Valencia (zonas populares) recolectaron firmas y lo invitaron a pronunciarse, estudiantes de distintas universidades le entregaron cartas, y la última petición la firmaron el arzobispo Reinaldo del Prete, la rectora de la Universidad de Carabobo, el presidente de Fedecámaras y los gremios profesionales», manifestó González.
De salir de circulación el antíguo periódico quedaría con la vía libre el diario Notitarde, tradicional competidor de El Carabobeño que recientemente cambió de manos y de línea editorial. Pero si no llega la «hora cero» aún queda claro que «El Carabobeño no esta en venta, y si tenemos que cerrar lo haremos bajo el mismo esquema en el que nos hemos mantenido durante 81 años: con la frente en alto y la misma línea editorial porque no nos doblegaremos», recalcó la jefe de Redacción.
Solidaridad plena
El diario EL IMPULSO, en la voz de su presidente, Carlos Eduardo Carmona, y de su director, arquitecto Juan Manuel Carmona, expresaron su solidaridad con el diario El Carabobeño en esta difícil circunstancia.
Expresaron que el cierre de un medio de la trayectoria e importancia de El Carabobeño, significaría un duro golpe a la libertad de expresión y al derecho de los ciudadanos a contar con voces disidentes.
Desde esta casa editorial, siempre defensora de las libertades, unieron sus voces de rechazo a un posible cese de su edición y manifestaron su respaldo incondicional.
Apoyo a la prensa libre
Los trabajadores del rotativo central y su directiva recibieron el apoyo total del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa, cuyo secretario general, el periodista Marcos Ruiz, resaltó que abogarán por una solución.
«Sabemos que las bobinas están en La Guaira. Desde el SNTP vamos a insistir en tener comunicación con el grupo Maneiro, porque es el único que hoy puede solucionar esta situación», manifestó.
Hizo un llamado a la ministra de Comunicación e Información, Desirée Santos Amaral.
“A su despacho está adscrito el Complejo Editorial Alfredo Maneiro, único que tiene en sus manos la posibilidad de evitar el cierre de El Carabobeño”.