China, blanco frecuente de acusaciones de Estados Unidos por violar los derechos humanos, no perdió mucho tiempo en devolver la cortesía tras el tiroteo en una iglesia negra en Carolina del Sur donde murieron nueve personas. En otras partes del mundo, el ataque renovó la percepción de que los estadounidenses tienen demasiadas armas en manos de civiles y que aún no han superado sus tensiones raciales.
Algunos dijeron que el atentado reforzó sus reservas sobre la seguridad personal en Estados Unidos, particularmente como extranjeros que no son de raza blanca, mientras que otros aseguraron que se sentirían seguros en caso de visitar el país.
En lugares como Australia y el noreste de Asia, donde las armas de fuego tienen un control estricto, muchos quedaron contrariados por la determinación de muchos estadounidenses de tener armas pese a las continuas matanzas masivas, como la de la Escuela Primaria Sandy Hook en Newtown, Connecticut en 2012, donde un atacante mató a 20 niños y seis adultos.
«No entendemos la necesidad de armas de Estados Unidos», dijo Philip Alpers, director del programa GunPolicy.org de la Universidad de Sídney, que compara leyes de control de armas en todo el mundo. «Es algo muy desconcertante para quienes no somos estadounidenses».
Australia tenía una actitud hacia las armas similar a la de Estados Unidos, hasta que sucedió una matanza en 1996 donde murieron 35 personas. Poco después se impusieron fuertes restricciones para la posesión de armas de fuego y desde entonces no se han reportado incidentes de este tipo.
Ahmad Syafi’i Maarif, un prominente intelectual de Indonesia y ex dirigente de Muhammadiyah, una de las principales organizaciones musulmanas, dijo que la tragedia conmocionó a mucha gente.
«Muchas personas pensaron que el racismo en Estados Unidos había desaparecido cuando Barack Obama había sido elegido, dos veces, para dirigir a esa súper potencia», dijo. «Sin embargo, el tiroteo de Charleston nos recordó que, de hecho, las semillas del racismo permanecen y han sido sembradas en el corazón de pequeñas comunidades, y que puede explotar en cualquier momento, como el acto terrorista de un solo individuo».
Dylann Storm Roof, un joven blanco de 21 años, es acusado de asesinar a nueve personas que estudiaban la Biblia en la Iglesia Metodista Episcopal Africana Emanuel en Charleston, Carolina del Sur. Un conocido del sospechoso dijo que Roof se había quejado que los «negros se estaban apoderando del mundo».
Los tiroteos con connotaciones raciales en Estados Unidos han generado atención generalizada.
La prominente comentarista social de Malasia Marina Mahathir dijo que muchas personas no encuentran sentido al hecho de que Estados Unidos no tenga una restricción a las leyes para poseer armas. La Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos protege el derecho para poseer armas de fuego.
«Estamos perplejos ante la libertad para tener armas allá. Es un concepto extraño el que todo el mundo tenga derecho a tener armas», dijo Marina, hija del ex primer ministro Mahathir Mohamad.
En Gran Bretaña, el ataque reforzó el concepto de que Estados Unidos tiene demasiadas armas y demasiados racistas. La portada del diario The Independent llevaba la frase: «La vergüenza de Estados Unidos».
En una editorial, el diario señalaba que aparentemente Estados Unidos ha retrocedido en sus relaciones raciales desde la elección de Obama y que «la obscena proliferación de armas solo magnifica tragedias» como la de Charleston.
El diario mexicano La Jornada recalcó que Estados Unidos se ha convertido en un «Estado estructuralmente violento», en el que se utiliza la fuerza frecuentemente para resolver diferencia tanto a nivel local como internacional.
En China, la agencia de noticias estatal Xinhua, dijo que la violencia en Carolina del Sur «es un reflejo de la incapacidad del gobierno de Estados Unidos ante la proliferación de violencia y el odio racial en el país».
«A menos que el gobierno del presidente Barack Obama realmente reflexione en temas tan arraigados como la discriminación racial y la desigualdad social y tome acciones concretas ante el control de armas, difícilmente se evitarán nuevas tragedias como la de Charleston», dijo la agencia en una editorial.